Director artístico: Anton Furst
Banda Sonora: Prince
Animación: Martin Gaskell
Jack Nicholson – Jack Napier / Joker
Kim Basinger – Vicky Vale
Michael Gough – Alfred
Pat Hingle – Comisario Gordon
Billy Dee Williams – Harvey Dent
Así pues me quedan dos vínculos con el cantante. Minneapolis (en la que estudié COU), la ciudad y su estado (Minnesota), y Batman, mi superhéroe favorito (de la mano de Spider-Man).
Prince, si no me equivoco, era el músico favorito de aquel amigo, (al que yo llamaba por su apellido «Calvo» y ahora se hace llamar Fran Calvo. Un tipo curioso, capaz de trabajar en Madrid y Estudiar en Chicago ¿¿al mismo tiempo??). He de confesar que, pese a escribir este comentario sobre Batman como despedida para Prince, fallecido hace un par de días, éste nunca me gustó, ni poco ni mucho, salvo cuando compuso la banda sonora para esta película (una de las primeras Bandas sonoras que me compré, en vinilo).
Lo que sí recuerdo, con una sonrisa en mi rostro, a la par que vuelvo a ver, de fondo, la película, es el estreno de este primer Batman. Aquí viene la justificación de hablar de aquel amigo: el día del estreno en Madrid recuerdo perfectamente que yo estaba en su casa, ambos deseando estar en el cine (no sé si en el Cine Callao o en el Capitol), estábamos escuchando un programa de radio en directo, creo recordar que de Los 40 principales, en el que Joaquín Luqui (¿¿¿o era José Antonio Abellán, en Barras y estrellas???) narraba lo que sucedía en la alfombra roja y nosotros, a nuestros 15 años soñábamos con Batman, con el Joker y con toda la familia del cómic, como buenos lectores de cómics e incansables peregrinos en las tiendas de cómics de Madrid. Los dos tumbados en el suelo de su cuarto, con la radio en el medio. Mirando al techo y fantaseando con asistir al estreno.
Allí estábamos los dos, sin dejar de escuchar de fondo (desde la emisora de radio) la música de Prince con motivo de esta película, eso sí, aderezada y salpicada por Danny Elfman.
Un Danny Elfman que hace que cada vez que escucho la melodía de Batman, sobre todo al comienzo de la película, de un salto en el tiempo a mi infancia, en concreto a aquella noche. La noche en la que el cine se rindió a Batman y el mundo entero conoció al caballero oscuro.
Su lanzamiento vino precedido por una campaña de publicidad anómala. Anómala por inusual, rompedora y novedosa. En aquellos días todos sabíamos de la existencia de un murciélago que llegaba al cine, aunque no todos supieran vincularlo con el personaje del cómic. Madrid estaba cubierto de murcielaguitos (el mismo murciélago que luzco en mi taza) y el frenesí «Batman» había empezado.
He de confesar que esta es la primera versión «digna» de Batman. Una dignidad que estuvo cerca de irse a pique pero que Tim Burton supo sostener, a duras penas, hasta le final. Un Tim Burton que creía en el proyecto pero no creía en Batman, cosa que afecta y mucho al cómic, o mejor dicho, a las diferentes adaptaciones de éste y todos los demás personajes de cómic en le cine.
Afecta porque algo en lo que no crees no puede funcionar (del todo). A Tim Burton le atrajo la estética, la parafernalia y la oscuridad del héroe. Pero no le gustaba Batman. O, cuando menos, no era un fan y esto es a este género (Cine y cómic) como coger arena de la playa con el puño… se filtra, se cae, se escurre hasta no quedar nada. Afortunadamente mi comparación ha sido un pelín exagerada pues Burton, por suerte y por talento logró transmitir, por primera vez en Batman (en cine y TV) su lado oscuro, el del Caballero oscuro. Tampoco podremos negar la virtud «oscura» de Tim Burton. Él mismo se encarga de recordárnosla película tras película, cosa que le agradezco porque, en general, me gusta mucho.
Mi perla de Periodismo y Cine se la dedico al Gotham Globe, periódico local con las mismas dosis amarillistas y sensacionalistas con que se tratan las noticias en el universo del cómic llevado a la pantalla.
Burton recibió el OK definitivo tras Beetlejuice, exitazo de Warner Bros y aval para el cineasta.
He de confesar que hay cosas que celebro y cosas que detesto en esta película. Cosas que, puestas en una balanza, permiten que ésta caiga hacia el lado favorable, de ahí que hoy la rescate, pese a destacar Batman Begins como la verdadera película de Batman, y la trilogía de Nolan como su mejor adaptación. Esto quiero dejarlo bien claro porque, pese a respetar y disfrutar viendo este Batman interpretado por Keaton, las secuelas de esta película son demenciales, cosa que no sucede con Nolan.
A favor: el rescate, para bien, de Batman; la oscuridad que imprime en Gothan, en el propio Batman y en el guión; los actores que interpretan a los personajes principales, incluido Lando Calrisian, perdón 😉 Billy Dee Williams como un hipotético Harvey Dent negro. Después de en El Imperio contraataca y El retorno del Jedi lo veremos en Fanboys. Como aderezo femenino se recurrió a Kim Basinger, por descartes, tras fallar las primeras opciones. Creo que no bordó ningún papel hasta L.A. Confidential, o por lo menos a mi no me cautivó a pesar de ser la «sex symbol» del momento.
Yo pondría para mal lo que todo el mundo pone para bien: el Joker de Jack Nicholson. En realidad debería decir que el actor es el Joker y Nicholson el personaje, porque entiendo que se interpreta a si mismo y hace caer enteros mi valoración de la película. Incluso parece, por momentos, que el verdadero protagonista de la película sea el Joker. Y para mal, sobre todo, el tercio final que cae, no en picado, en barrena hasta una muerte sin sentido del Joker. Y digo sin sentido porque matar al Joker es matar a Batman.
La anécdota de esta película es el traje de Batman, una mole inflexible que hacía sudar la gota gorda a un Michael Keaton claustrofóbico. Sin poder doblar el cuello, ni en vertical ni en horizontal.
300
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