- Título: Adiós muñeca
- Título original: Farewell my lovely
- Director: Dick Richards
- Año: 1975
- Nacionalidad: U.S.A.
- Productora: ITC
- Duración: 97’
- Producción: George Pappas, Gerry Bruckheimer
- Guión: David Zelag Goodman (novela: Raymond Chandler)
- Fotografía: John A. Alonzo
- Música: David Shire
Ficha artística
- Robert Mitchum (Philip Marlowe)
- Charlotte Rampling (Velma)
Premios y nominaciones
Nominación a Mejor Actriz de Reparto: Silvia Miles
Con Adiós muñeca, (adaptación de la novela del mismo nombre de Raymond Chandler), recuperamos el género del cine negro que ya hemos mencionado con anterioridad.
Pienso que en éste género, el Philip Marlowe (Robert Mitchum), protagonista de ésta película, haría de pareja perfecta acompañando a Sam Spade (Humphrey Bogart), en El halcón maltés de Dassiel Hammet.
Ambos son las verdaderas manifestaciones del protagonista de una película de cine negro. Sam sería el realismo absoluto, pesimista y mordaz, Marlowe el cinismo y la carencia de sensibilidad ante la cara más dura de la vida: el crimen.
Y ambos serían la contraposición perfecta al cine “negro” (y la literatura) creada en Inglaterra, más inclinado a presentar escenas de alta sociedad con crímenes limpios y con unos detectives honestos, casi cirujanos en su materia que reúnen a los sospechosos ante una chimenea para ofrecer un discurso sorprendente y explicar el razonamiento seguido para dar con el culpable.
En las películas (novelas) americanas, el detective no habla, salvo para herir con la boca o para despreciar al género femenino. El detective americano es desgarrado, mal educado, solitario y machista.
Adiós muñeca es una representación fiel, no sólo del género, sino de su rama americana.
El detective se encuentra con un caso, a priori sencillo, que poco apoco se va complicando hasta llegar a involucrar a toda una ciudad, o por lo menos a los altos cargos y personajes más representativos de la misma.
Veremos cómo minuto a minuto se irá retorciendo la trama de la película, se irá complicando a medida que avanza. Lo que empieza por ser un cliente que busca a un detective para buscar a una tercera persona irá intrincándose al ritmo de corrupción incorporando más y más personajes en una escala de violencia que no tendrá fin hasta el minuto 97.
Marlowe será un investigador privado en busca de una persona, lo que él desconoce es que para intentar encontrar a esa persona tendrá que indagar en diferentes estratos de la sociedad, en diferentes ambientes en donde las leyes van variando, desde el gueto negro con sus sub-leyes al margen de los blancos, (no podemos olvidar que la película se desarrolla en el período en que Hitler invade Rusia, es decir, Europa está en guerra, pero los Estados Unidos aún no participan en ella), todavía había segregación racial y ni la misma Policía se entrometía en los crímenes cuando la víctima era un negro, ni la prensa dedicaba un par de líneas a sus muertes.
Pero, una vez empezada la película en este ambiente, irá subiendo en la categoría social, peldaño a peldaño, paso a paso, hasta descubrir, y quedar contrariado con ello, que hay leyes hechas para las personas, pero hay personas que no están amparadas por ellas, otras que juzgan a su antojo con estas mismas leyes y otros que, o son las que las hacen para no cumplirlas, o simplemente se las saltan a la torera.
Es un mensaje descarnado y duro que por lo menos al final de la película limpia la cara al cuerpo de Policía haciéndolo reaccionar y salir del aturdimiento en que se supone habrá pasado unos cuantos años.