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La venganza de Don Mendo

Tabla de contenidos

Ficha técnica de La venganza de Don Mendo

Título: La venganza de Don Mendo
Título original: La venganza de Don Mendo
Director: Fernando Fernán Gómez
Guión: Fernando Fernán Gómez (Pedro Muñoz Seca – La venganza de Don Mendo)
Producción: Fernando Carballo, José Luis González
Año: 1961
Nacionalidad: España
Duración: 87′
Música: Rafael de Andrés
Fotografía: José F. Aguayo
Dirección artística: Julián Buraya
 

Ficha técnica

Fernando Fernán Gómez – Don Mendo, marqués de Cabra
Paloma Valdés – Magdalena
Juanjo Menéndez – Don Pero, duque de Toro
Antonio Garisa – Alfonso VIII
Joaquín Roa – Don Nuño Manso de Jarama
José Vivó – Marqués de la Moncada
 
 

3 años hace ya que me falta mi padre

 
En buscando me hallaba el modo de honralle, a mi padre, que terminé frente a la televisión (ahora «esmartibí«) rendido a Don Mendo, y en rendido, riendo.
 
Esta noche volveré a llorarle, pero ésta vez de risa. Y de aquesta guisa «recordarle«, con lágrimas en los ojos, más en los suyos que en los míos. Recitando los versos perversos de La venganza de Don Mendo. Pues voto a bríos que así veía, que no escuchaba, la película. Riendo sin tregua y recitando a media lengua, entre «lág-rimas«, las rimas del genio superlativo Don Pedro Muñoz Seca.
 
Mi padre, «un Pedro«, nació el 24 de noviembre de 1936…
El «otro Pedro» murió 4 días después…, en fecha 28 de noviembre.
Murió no, pues «lo murieron«.
El «un Pedro«, que es mi padre, nació en Madrid.
El «otro Pedro«, lo fallecieron en los alrededores de la misma capital.
En inmejorable y pía compañía: en Paracuellos del Jarama. Rodeado por otros 6000 culpables del doble delito de ser monárquicos y católicos a la vez. ¡Pardiez!
Que fue arrestado y arrastrado por anarcosindicalistas en Barcelona y trasladado hasta Madrid para morir a manos de la República.
 

Bendita Memoria Histórica

 
Bendita República y Bendita Venganza de Don Mendo. Cuyo autor, sin pretenderlo, honró a su «verduga» chorreando su sangre roja sobre el escenario de su fusilamiento.
 

Y no miento, que cayó Don Pedro… y calló

 
Pero en cayendo y en callando y encallando si me apuráis, al cielo gritó…
 
«Podréis quitarme mi hacienda, mi patria e incluso mi vida. Pero hay una cosa que no podréis quitarme: ¡el miedo que tengo ahora mismo!».
Pedro Muñoz Seca
 
Y digo que la honró, sonriendo a la muerte encarnada en República. ¿O era al revés?. Escribiendo un documento en el que moriría hasta el apuntador.

Que fue La venganza de Don Mendo la venganza de Don Pedro…

 
Imprevista, indeseada… pero clarividente. Se adelantó a la Historia para decirnos que cuando su obra, publicada en el 18, fuera mayor de edad, en el 36, moriría su autor emulando al apuntador de su obra: Obrando. Y en obrando, seguro que orando. Y sobre todo sangrando.
 

Estas son las cosas de la Historia de España

 
Capaz de escribir y reescribir sus capítulos a modo de los principios de «Marx«.
 
«Estos son mis principios, si no le gustan tengo otros«.
Groucho Marx
 
Señores… España sobrevivió a medio siglo XX por la oferta de la paz y la reconciliación.
 
Que si los unos mataron y murieron, los otros también. Y con cada muerto se hirió a una familia y con cada familia desgarrada se vertió sangre española en nuestra tierra. Unos dián que rojigualda, los otros que tricolor. La verdad es que igual da, pues la sangre, sangre es.
 
Ahora nos toca a nosotros comprender que esa sangre puede ser estéril y no honrar a quien la vertió. O fértil y, derramado el líquido vital, servir para una última y noble causa: abonar lo mucho que nos une para huir de lo que nos separa.
 
Desenterrar a los muertos que murieron enfrentados para volverlos a enfrentar es negarles el merecido reposo. Y enfrentando a sus fantasmas nos cargamos de cadenas que nos obligan a mirar atrás sin mirar hacia delante. Y ahí delante está el futuro en el que todos deberíamos confiar. Confiar en él y confiar los unos en los otros.
 

Desenterrando a los muertos enterraremos a los vivos

 
Disculpen vuesas mercedes si he hecho esta introducción al querer hablar de La venganza de Don Mendo… pero la estimé oportuna porque conociendo al autor podremos adentrarnos mejor en su obra. Nos dejó el artista pero nos dejó su Literatura.
 

Pedro Muñoz Seca creó el astracán

 La venganza de Don Mendo es la máxima expresión de dicho género teatral

 
Si trasplantásemos a Don Mendo de las Españas medievales a un avión comercial tendría el ritmo y aún más gracia que Aterriza como puedas.
 
Un genio fue y su ingenio le hizo concebir la astracanada como sátira superlativa. El guión, los personajes, su vestuario, los diálogos y hasta el escenario no anhelaban otra cosa que hacernos reír.
 
Y entre carcajadas os invito a leer o a ver esta película. Adaptación cinematográfica de la obra de teatro homónima. Adaptación a cargo de Fernando Fernán Gómez quien la adaptó, dirigió, «produjió» ???? y hasta la protagonizó.
 
Fernando Fernán Gómez ya apareció en el fancine en Moros y cristianos

El tiempo ha querido brindar a la obra del autor lo que él mismo no tuvo: justicia.
 
Se ha convertido en una de las obras de teatro más representada en los escenarios de toda España. En teatro ha tenido múltiples caras de las cuales me permito destacar dos: Fernando Fernán Gómez, superlativo y Sazatornil superlativo bis.

Yo me quedo con esta versión de cine por las decenas de veces que la habré visto. Como decía al principio, riendo con mi padre. Con mi padre, mi madre y mis hermanos. Que verla era silenciar al propio Fernán Gómez entre ripios, rimas y risas.
 
Memorias de familia que rescato hoy para dedicarle la entrada de esta película a quien me la descubrió. Al paterfamilias. Presente hoy y siempre en mi hogar y en el de todos sus hijos y viuda, mi madre.
 
Paradojas del destino quiso éste autor brindarnos un nieto que no desmerece al abuelo. Hablo de Alfonso Ussía. A quien todos conoceréis, nieto del mismísimo Pedro Muñoz Seca.
 
Pero retorciendo más aún el destino, para que veáis las vueltas que da la vida, quiso mi padre abandonarme un día como hoy en el que, por entonces, y de esto hace ya tres años, yo colaboraba con Neupic… a la sazón una iniciativa periodística de otro Ussía: Alfonso Ussía Jr. A quien conocí cuando era él quien colaboraba conmigo en otro proyecto emprendedor: Wejoyn.

Veréis que, por activa o por pasiva, son muchos los vínculos que me unen a esta obra.

La penúltima vez que la leí fue al lado de mi padre, convaleciente.

Y fue la única vez que no pude reír haciendo de tripas corazón al término de cada verso para leer el siguiente. No pude ni quise volverla a leer hasta octubre del pasado año, cuando reuní el valor necesario para enfrentarme a Don Mendo en solitario. Y no he vuelto a ver la peli hasta esta noche… cosa que hado  terminado conmigo tecleando en el fancine para rendir homenaje al autor, a la obra y a mi padre.

Una astracanada…

Antes apuntaba que La venganza de Don Mendo pertenece a un género literario creado por Pedro Muñoz Seca: el astracán.

Por lo tanto es una astracanada y ésto es una sucesión constante de chistes, bromas y guiños que hace el autor a la audiencia. Incluso rompiendo la 4ª pared para hablar directamente al espectador. Es una obra tan de actualidad que permite una y otra vez que se vuelva a representar y sea siempre salpicada por guiños contemporáneos.

Hasta Mingote…

Una de las mejores adaptaciones fue a manos del también inigualable Mingote y, ¡clamo al cielo que no la tengo! No la tengo, ni la encuentro.

El propio Mingote colaboró dibujando los decorados en una de las adaptaciones de «Don Mendo» hecha por su nieto Alfonso Ussía.

Como os decía, todo en la astracanada fluye en un mismo sentido: hacer reír

El guión y sus diálogos. Los personajes y sus vestuarios. Armas y escudos. Incluso el decorado… Todo es una farsa y dentro de ella el ridículo impera.

Dejadme hacer un único comentario sobre sus diálogos…

Porque me lo pide el cuerpo. Son de plena actualidad. Da igual que se estrenara en 1918 y que yo os hable de ella en 2019. Sus bromas y sus versos forzados (a drede) nos arrancan (a mi por lo menos) la risa.

Y digo «forzados» porque Muñoz Seca no se lo piensa dos veces y, haciendo gala de un uso del lenguaje sin par, tritura, revienta y despieza a la RAE para rimar así tenga que reinventar el idioma.

Sus ripios y juegos de palabras son sencillamente inigualables. Debería ser una lectura obligatoria para todos los que dicen escribir canciones hoy en día, pues fuerzan el lenguaje y las rimas del mismo modo, pero sin gracia ni manejo del idioma.

A partir de aquí os daré unas nociones sobre la obra que espero os despierten vuestro interés por la misma y la veáis. Entiendo que muchos la conoceréis pero si con este comentario se la descubro a uno solo de vosotros… habré empleado bien mi tiempo.

Don Mendo es el marqués de Cabra

Corteja, a escondidas, a Magdalena una bella y virginal dama… Una bella dama. Una bella. A ella. La hija del conde Don Nuño Manso de Jarama.

Veremos entrar en acción a nuestro «héroe» ascendiendo una escala para colarse en la alcoba de la dama por el balcón. Ya desde este inicio comprendemos el carácter de su relación… Y en la presentación comprenderemos que Don Mendo es noble pero carece de recursos. Y los pocos que le quedaban se han esfumado jugando a las Siete y media con el marqués de la Moncada y el gorrón del barón de Bedia.

No le entraron buenas cartas ni su pericia las compensó y al final perdió todos sus ahorros sobre el tapete.

Magdalena le ofrece sus joyas para que pueda afrontar su deuda

Pero Don Mendo, temiendo que lo tomaran por chulo en caso de saberse, se opone. Más que nada porque siendo chulo él en peor lugar la dejaría a ella… En medio de esta discusión, ella pidiendo que acepte sus joyas y él haciéndose de rogar, pero ya con ellas a buen recaudo, es cuando aparece otro caballero. Fiel a su amada y presto a defender su honra, Don Mendo se presta a fingir el robo de las joyas para no empeñar ni empañar la virtud de su dama.

Las cosas se torcerán y, efectivamente, Don Nuño, el padre, hace acto de presencia alertado por los aceros forjados y, ahora, cruzados. El amante torna en asaltante. El extraño es el mismo duque de Toro y, al final Don Mendo termina apresado y encarcelado pues rehusará delatar a Magdalena, antes la cárcel.

Y a la cárcel fue mediando su propia amada para recrudecer su castigo para desviar cualquier sospecha sobre ella. La peor parte de la condena será adivinar, antes de caer preso, que la mano de su dama estaba de antemano concertada precisamente con el de Toro.

Don Mendo proclama que salvaje será su venganza

Cambiamos de acto y vemos a Don Mendo en una mazmorra mascullando su venganza al más puro estilo El conde de Montecristo.
 
Aunque también me recuerda al preso de La vida de Brian.
 
Sin abate Faria pero con el auxilio imprevisto del de la Moncada. Será éste quien extraiga la confesión de la verdad de todos los hechos. Siempre contra la voluntad del reo, que lo es por honor y, a estas  alturas, por orgullo.
 
El caso es que su buen amigo le procurará una fuga para que Don Mendo no pague con su vida un crimen que no ha cometido.

Todo esto en el día del casamiento de su querida dama

Quien pide que empareden a Don Mendo como mejor escarmiento para ladrones. En el fondo sería para callarle la boca y que no arruine su matrimonio y su futuro. Y emparedan pues a un cadáver anónimo con una mano fuera, como si estuviera mendigando. Todo el que lo viera podría reconocerlo por el anillo de Don Mendo.

¡Don Mendo se ha fugado!

Nadie sabe que está vivo.

Ni siquiera su amigo conoce su paradero.

La vida le tratará bien y se convertirá en un apuesto trovador. En un rompecorazones. Aquí nos volvíamos a reír, mi padre y yo, pues mencionan el cortejo de Renato (Don Mendo «renacido«) a la duquesa, en Navacerrada.

Y es que vivimos una buena temporada en aquel pueblecito de las afueras de Madrid. Otro motivo para abrazar esta lectura (o película) con familiaridad.
 
Aparece Renato rodeado de bailarinas judías y moras. Corteja el juglar a la duquesa. Una de sus bailarinas, enamorada del trovador hasta las trancas, Azofaifa, musulmana, se muere por dentro consumida por los celos. Ella abre los ojos a Renato haciéndole entender que la duquesa (no lo olvidemos: su Magdalena) está enamorada de él.
 

A partir de aquí se afilarán las espadas, los puñales y las lenguas

 
Se desenvainarán y volarán hiriendo a diestro y siniestro para saciar la sed de venganza de Don Mendo.
 
Nadie se libra y nadie será del todo inocente. Los cuernos voltean a los más incautos y cada cual corneará todo lo que se mueva o todo lo que alcance con sus reflejos, que por caer, cae hasta el apuntador, ahí lo dejo.

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