Ficha técnica
- Título: Los violentos de Kelly
- Título original: Kelly’s heroes
- Director: Brian G. Hitton
- Nacionalidad: U.S.A.
- Año: 1970
- Productor: Sidney Bekerman, Gabriel Katzka, Harold Loeb
- Duración: 144’
- Guión: Troy Kennedy Martin
- Música: Lalo Schifrin
- Sonido: Jonathan Bates
- Montaje: John Jympson
- Vestuario: Anna Maria Feo
- Productora: Metro Goldwin Mayer (MGM)
Ficha artística
- Clint Eastwood es Kelly
- Donald Sutherland es Sargento Oddball
- Telly Savalas es el Sargento Mayor Big Joe
- Karl-Otto Alberty es Waffen SS-Oberscharführer
- Don Rickles es el Sargento Crapgame «Buscavidas»
- Carroll O’Connor es el Mayor General Colt
- Gavin MacLeod es Moriarty
- Harry Dean Stanton es Willard
- Stuart Margolin es «Little Joe»
- Jeff Morris es «Cowboy»
- Hal Buckley es el Capitán Maitland
- Dick Balduzzi es Fisher
- Richard Davalos es Gutowski
- Gene Collins es «Barbara»
- Perry López es Petuko
- Len Lesser Bellamy – Sargento Ingenieros 42ª
- David Hurst es el Coronel Dunkhopf
- George Savalas es el Sargento primero Mulligan
- Ross Elliott es el Major Booker
- Tom Troupe es el amigo de Big Joe
Esta película no podía faltar en el fancine.
Un clásico de la comedia ambientada en la Segunda Guerra Mundial con un reparto de lujo (Clint Eastwood, Donald Sutherland, Telly Savalas y Karl-Otto Alberty) que hace las delicias del espectador una y otra vez.
Una y otra vez porque es de esas películas (al menos en mi caso) que cae entre cinco y seis veces por año. Si estás de bajón: te recupera. Si estás feliz te partirás de risa. Y da igual cuántas veces llegues a verla. Gusta, te ríes y pasas una tarde la mar de entretenida.
Arranca con toda una declaración de intenciones.
Kelly (un soldado (por degradación) irreverente) aparecerá en plenos títulos de créditos sentado en un Jeep del Ejército de los Estados Unidos (US ARMY), en un atasco. Un atasco unos cuantos kilómetros por detrás de la línea del frente. Para más exactitud está metido en un atasco de tráfico en una ciudad francesa, rodeado de vehículos alemanes, de soldados de infantería de la Wermacht y algunos voluntarios Waffen SS… Todos merodeando alrededor de su Jeep copilotado por un alemán.
Obvio decir que será descubierto y pondrá pies en polvorosa para huir del pueblo con destino al otro lado del frente, entre los suyos, en terreno aliado.
El Coronel Dunkhopf, a la sazón miembro de la Inteligencia Militar Alemana, es el acompañante de Kelly. Acompañante… forzoso y forzado: a punta de Thompson. Se supone que lleva mapas y cosas de interés para los aliados (fundamentalmente americanos). El verdadero interés será encontrar los mejores hoteles de la ciudad y, sobre todo, en cuál o cuáles están las mejores “gachís” para correrse una juerga una vez que avancen.
Los mapas y documentos van en un maletín que lleva esposado a la muñeca y con ellos una barra de plomo por si resulta abatido cerca de un río. Según el coronel para que se hundiera si llegara a ser capturado, cosa para la que no ha tenido tiempo al caer en las manos de Kelly.
La barra de plomo resultará ser un lingote de oro y formará parte de todo un tesoro acumulado en el banco de Clermont, una ciudad 30 millas detrás de las líneas enemigas. Kelly emborrachará al coronel para sacarle toda la información posible hasta comprender que el oro está protegido por tres tanques Tiger y un batallón de infantería Waffen S
Todo esto lo iremos descubriendo conforme la artillería americana bombardea las posiciones americanas y el pelotón de Kelly está preparándose para salir por patas del lugar sin plantearse, ni por asomo, resistir para conservar la plaza.
En dos pinceladas y menos de diez minutos comprenderemos todo lo que hay que comprender de la película: Kelly es un suboficial degradado por desacato a la autoridad, su pelotón es una colección de “héroes” y el peor de todos es el Capitán Maitland, cuya única obsesión será rescatar un velero para llevárselo a los Estados Unidos como trofeo de guerra.
Y precisamente esta decisión será la que, sin saberlo, precipitará toda la película.
Como os decía al principio, la búsqueda original era de “mujeres” para darse una alegría para el cuerpo. Esto implicaba que tendrían que tomar la ciudad, cosa casi lograda a estas alturas de la película. Tendrían que haber entrado y tomar posiciones y una vez establecidos salir de cacería en su noche libre después de avanzar día tras día desde Normandía flanqueados por todo un General Patton.
Pero no. La ambición del Capitán hará que sean relevados justo antes de entrar en la ciudad cediendo su posición en el avance a otras tropas de reserva. Al pelotón de Kelly se lo venden como un premio por su valor. La verdad es que el Capitán había encontrado el transporte que necesitaba para llevarse el velero y se iba a ausentar unos días. Esto perjudica a la moral de la tropa y el único que se esfuerza por mantener la moral de los muchachos es el Sargento Mayor Big Joe (Telly Savalas).
Big Joe se enfrenta a Kelly cuando este le ha habla del oro. No quiere oír hablar del tema y, sobre todo, prohíbe a Kelly que líe al pelotón en ausencia del Capitán.
Y Kelly la lía.
Big Joe llega a una granja en la que está alojado el pelotón, acompañado por el capellán de campaña cargado de “películas para mayores” para suplir la ausencia femenina. Al bajarse de su Jeep se encuentra el de Kelly cargado de armas hasta arriba.
Entra en la granja y se encuentra con todo el pelotón discutiendo los pros y contras del plan de Kelly. Su llegada provocará que la balanza se incline a favor de Kelly y su descabellado plan, que equivale casi a desertar en masa.
Para entonces Kelly habrá reclutado al Sargento Oddball (para mi gusto, la mejor interpretación de Donald Sutherland). Un “pre” o “proto” hippy adelantado a su época (ojo, estamos en plena guerra de Vietnam y esta pincelada hippy no es casual (no podemos olvidar que este mismo año saldrá la película M.A.S.H. protagonizada por el propio Donald Sutherland).
Está al frente de tres Sherman y su tropa parece todo menos un grupo de soldados profesionales. Acampan a la «futura» usanza hippy. Llevan mujeres consigo, la uniformidad vela por su ausencia, las incomodidades de la guerra han quedado aparcadas en un escenario decadente (buscado por Oddball y sus secuaces) para librarse de tener que intervenir en el frente.
Pero el oro es mucho oro. Y por él sí que se arriesgarán.
Es hilarante la explicación de cómo se enfrentan psicológicamente a los alemanes: cuentan con municiones rellenas de pintura para asustarlos; altavoces en los tanques para entrar en combate precedidos de música a todo trapo y unas tuberías recortadas y pintadas para endosárselas al cañón y aparentar disponer de munición de 90mm para perforar el blindaje de los carros alemanes.
Y así resuelven los quebraderos de cabeza del póker de generales que combatieron por el oeste europeo desde Normandía hasta Berlín.
Ya metidos en el fregado… el pelotón avanza sin conocimiento del Estado Mayor. Avanza en pos del oro, y para ello no dudan en recurrir a la artillería de los Estados Unidos, a un regimiento de ingenieros pontoneros para sortear un río y una banda de música militar para fingir una invasión.
El único que los aplaudirá será el General Colt, quien, gracias a la radio puede interceptar todos los mensajes entre Kelly, sus tanques, los ingenieros y la tropa inprovisada creyendo que son sus muchachos y oficiales sobrepasados por el ardor guerrero y pundonor de combatientes los que han traspasado las líneas enemigas y avanzan sin temor sometiendo a los alemanes.
Esta sería en teoría la maniobra que habría puesto en jaque a Rommel y hecho avanzar a los americanos.
Ni que decir que Kelly irá sorteando obstáculos en forma de campos de minas y patrullas alemanas aunque los más letales y perjudiciales serán sus propios cazas (USAF) quienes menguan su columna motorizada y los hará avanzar a pie.
Una comedia magistral que se teñirá de Western cuando lleguen al pueblo del banco. Veremos un gran combate entre americanos y alemanes y toda la película se culminará cuando Kelly, Oddball y Big Joe avancen por las callejuelas con e propósito de negociar con el último oficial Waffen SS al frente del último tanque alemán que protege el banco.
De cabo a rabo: un peliculón.
Y no me resisto a compartir con todos vosotros el motivo de incorporarla a el fancine. La idea surgió la semana pasada, en el Hospital Madrid de Sanchinarro, cuando me recogió mi amigo Chema tras un accidente en moto en el que salí volando y del cual, milagrosamente, salí bastante bien parado aunque dolorido. Tan dolorido que sigo teniendo la mitad izquierda del cuerpo casi inmovilizada y sorteo los dolores con todo tipo de fármacos.
Acudió a urgencias para devolverme a mi hogar y, tras sacarme en silla de ruedas me dejó esperándole en la puerta del hospital (urgencias) sentado en la silla. Quiso la casualidad que una señora me ofreciera un cigarro al verme en tal mal estado y, con el cigarro colgando del labio, sentado en una silla de ruedas, con medio cuerpo inmovilizado (parecía Westley de La princesa prometida: sin poder tirar de mi cuerpo), recostado en el lado derecho, echando humo (y eso que dejé de fumar el 21 de septiembre, pero la ocasión la pintaron calva). Así me reencontró Chema quien, se bajó partiéndose de risa del coche diciéndome “eres la viva imagen de Oddball en Los violentos de Kelly: indolente y sarcástico».
Esto demuestra nuestra mutua pasión por esta película, motiva que la haya comentado hoy para todos vosotros y me permita dedicársela a Chema, de corazón.
Y a casa que me llevó, entre dolores, risas, planeando la próxima acampada de verano y tarareando Burning Bridges*.
*Esta canción la mencioné ya en mi artículo «Aquellos maravillosos años ’80s: Grupo Scout Kimball 110» en mi blog el troblogdita.
