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Entre copas

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Ficha técnica

Título: Entre copas
Título original: Sideways
Director: Alexander Payne
Año: 2004
Nacionalidad: EE.UU.
Producción: Fox Searchlight Pictures
Duración: 123 minutos
Guión: Alexander Payne y Jim Taylor (Novela: Rex Pickett)
Fotografía: Phedom Papamichael
Música: Rolfe Kent


Ficha artística
Paul Giamatti (Miles)
Sandra Oh (Stephanie)
Virginia Madsen (Maya)
Thomas Haden Church (Jack)


Oscar al Mejor Guión Adaptado, 5 nominaciones, incluida Mejor Película.

Hoy veremos una película que ensalza el valor de la amistad. Amistad bien y mal comprendida. La bien comprendida se encarnará en el intento de Miles, (un eterno aspirante a escritor), por dar un homenaje a su mejor amigo (Jack, un actor venido a menos y casi fracasado) y regalarle una semana de placer viajando a lo largo de la costa californiana justo antes de su boda.


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Una película que pone de manifiesto las múltiples debilidades que tenemos todos. Miles piensa desinteresadamente en su amigo, pero peca de egoísmo al organizar una ruta vinícola para su amigo Jack, quien no entiende de vinos.



Miles es un amante del buen vino. No siente pereza en subirse a su coche y atravesar medio estado, incluso en pasar tres días al volante para llegar a una bodega concreta y saborear los caldos in situ. Jack se bebe hasta el agua de los floreros y no sabe distinguir un buen vino de mosto de una uva apretada en la palma de la mano.


Jack está a punto de casarse pero siente pavor ante la expectativa de encadenarse a la mujer equivocada por el resto de sus días. Y así empieza el viaje (la película) uniendo a los dos compañeros de habitación en época universitaria que ven más bien frustrados los sueños que compartieran unos cuantos años antes.


Miles se ha divorciado pero es incapaz de superar y rellenar el vacío dejado por su mujer. Esto hará que todos sus pensamientos terminen siempre encaminados hacia ella y ni siquiera sea capaz de disfrutar los mejores momentos que van pasando por delante de él y se le escapan. Es capaz de abrir una botella de vino y empezar ensalzando las bondades de un buen vino, pero dos botellas más tarde no será capaz de pensar con claridad y automáticamente pensará en su antigua esposa.


El viaje se irá complicando en la medida que aparecen personajes femeninos en el itinerario. Miles conoce desde hace unos meses a una camarera por la que pierde el sentido pero es demasiado tímido y no se atreve a abrirle su corazón. Y para colmo tiene el lastre de su ex mujer que no puede quitársela de la cabeza.


Y así entrarán en escena Stephanie y Maya, la una camarera y casualmente experta en vinos, y secretamente atraída por Miles. Maya trabaja en una bodega y tiene apetitos difícilmente saciables por la comida, el vino y los hombres.


Dos hombres de viaje con un retorno dudoso, dos mujeres ancladas en una tierra en la que son felices y una boda en un horizonte tan cercano como distante que, como bien dijera al principio, harán que las vidas de los cuatro se tambaleen y se desorienten por unos días entre viñedos.


Y es que de vinos trata la película, también. Pues toda la trama girará sin remedio en torno al vino. Cada etapa del viaje está programada para visitar un viñedo y degustar, catar, beber y comprar vinos.


De sobra conocemos el vino español, las diferencias entre el Rioja y el Ribera del Duero, los vinos franceses e italianos, pero lejos nos queda a menudo el mundo vinícola allende nuestras fronteras, sea chileno, australiano, neozelandés o como nos concierne en la película americano, por más concretar: californiano.


Después de la película hubo un “bum” en los Estados Unidos y hasta se creó una ruta que hacía parada en cada una de las paradas de la película. Cierto es que, defectos y egoísmos a parte, la película nos da una verdadera lección de los caldos que se cultivan al otro lado del Atlántico, a orillas del Pacífico.


En esta película no habrá situaciones límites que hagan tambalearse los principios humanos, no habrá ningún efecto especial que nos asombre, ni sustos que nos atenacen a la butaca. Esta vida habla de cuatro personas tan cotidianas como los espectadores, con nuestros mismos defectos y virtudes, y tal vez sea ésta su máxima virtud, la sencillez al hablar de personas normales con problemas y vidas normales. Alianzas que pesan como condenas y amores prohibidos que regalan libertad.

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