Remake según el fancine
Esta entrada la he «entresacado» del comentario que estoy preparando para la película Las cuatro plumas en el fancine.
Como se trata de un remake me he permitido disertar sobre los «tipos de remakes» y he tenido que extraer el comentario porque alargaba en demasía la entrada.
Mi clasificación de los diferentes tipos de remake
Los ejemplos son fruto de mi propio gusto que no tiene que coincidir con el de nadie más. Lo advierto porque menciono alguna peli que catalogaría «un truño como un puño» como Cadena perpetua y me caerán críticas por todas partes. Insisto: el argumento que defiendo es subjetivo.
Remakes buenos:
- Remakes fieles: hacen una reproducción fiel al original con mejores medios audiovisuales pero ciñéndose al guión, como Sin novedad en el frente, de 1979, bastante fiel a la original de 1930.
- Remakes que actualizan al original sin desvirtuarlo, como es el caso de El hombre de acero con respecto a Superman.
- Remakes que cambian de género: como La tienda de los horrores, que mejora en cierta medida al original cambiando de registro y creando un musical fabuloso.
- Luego existen los remake libres, es decir, películas, como Los siete magníficos Jon Sturges (1960), que toman una película original como referencia y mantienen la estructura trasladando toda la historia a otro contexto, como sucedió con la versión de la peli de Kurosawa Los siete samuráis (1954).
Remakes regulares:
- Remakes semifieles… como King-Kong. Bastante fiel a la original con grandes dosis de mejoras en los efectos especiales. Si Peter Jackson no hubiera sobrecargado la pantalla de bichos le habría ido mejor.
Remakes malos:
- Remakes buenistas: desvirtúan y pervierten la película original. Como sucedió con el último remake de Las cuatro plumas (hasta la fecha) de ésta peli en 2002. Estos son abominables porque el guionista de turno suele ser pésimo. Por un lado suelen incluir personajes nuevos, sin que vengan a cuento y, en las últimas fechas para cumplir cuotas raciales o de género, con lo que te cambian personajes de razas y de sexos sin ton ni son. El mejor ejemplo son Los 4 Fantásticos que lo padecieron cambiando la raza a uno de mis súpers favoritos: Johnny Storm, la Antorcha humana.
- Remakes revisionistas, como 1898: Los últimos de Filipinas. Un crimen cinematográfico que anhela mancillar a España y escupir sobre su Historia.
- Remakes efectistas, como el que hicieron para versionar Furia de titanes, una vergüenza de guión también, la nueva, claro. Suplen guión con sobredosis de efectos especiales (y la original era ya, de por si, un clásico precisamente por la labor de Colin Arthur y sus FX). Otro ejemplo sería la pésima versión de 2016 de Los siete magníficos… que no hay por dónde cogerla.
- Remakes pretenciosos: sinceramente, los peores. Los anteriores muestran complejos sociales y contagiosos que, por mera asimilación, se han dado por buenos en la sociedad buenista que padecemos. Pero los pretenciosos son peores, responden a la creencia de un director, o de un guionista (o peor aún… ¡de ambos!), que se despiertan una mañana convencidos de poder mejorar películas como Ben-Hur, Alicia en el país de las maravillas, Dumbo… Por no hablar de Midway (en breve publicaré las dos: Midway y La batalla de Midway (comentada para Antena Historia cuyo podcast saldrá en breve).
- Remakes encubiertos (que hacen pasar por originales conceptos sacados de otras pelis o de la literatura): aquellos que no son remake reales de ninguna película pero que son un refrito de la suma de muchas otras pelis del género preexistentes. Por lo general el público (y peor aún, la crítica) las toma por originales sin saber que casi cada pasaje de esta peli aparece en películas anteriores. Aquí incluiría Avatar, todas y cada una de las pelis de Harry Potter junto con una que se me hace bola: Cadena perpetua.
Para todos los gustos
Como podréis observar, aún reconociendo que hay remakes buenos, no soy el mayor fan de ellos. Por dos motivos: a) no suelen hacer justicia al original y, b) suelen destrozar grandes guiones y desperdiciar efectos especiales que, combinados con el guión original habrían dado grandes resultados.
Pero lo que me saca de mis casillas es que me manipulen a los personajes de las películas. Que me los cambien de sexo, raza, religión u orientación sexual por la censura buenista que impera en nuestros días. Para estropear algo, mejor dejarlo como está.