Título: Ted
Año: 2012
Maquillaje: Rob Fitz
Montaje: Jeff Freeman
Efectos especiales: Matt Corrigan
Narrador: Patrick Stewart
Mila Kunis – Lori Collins
Seth MacFarlane – Voz de Ted
Sam J. Jones – Sam J. Jones / Flash Gordon
Giovanni Ribisi – Dony
Jessica Barth – Tami-Lynn / «La vane»
Jessica Stroup – Tracy
Joel McHale – Rex
Norah Jones – Norah Jones
Tom Skerrit – Tom Skerrit
Ted Danson – Ted Danson
Robert Wu – Ming
Ryan Reynolds – Ryan Reynolds
Si una película reúne todos estos elementos se trata sin duda de una película navideña.
Si a eso le sumamos que esta película debe tener, como poco, un 25% de su vocabulario rondando lo escatológico, lo hiriente, lo ofensivo, lo grosero, lo sexista, lo machista, quizás hasta lo racista y lo verbalmente violento… adiós al espíritu de la Navidad.
Y Ted es mucho Ted.
No os puedo negar que es una de esas comedias que me vuelve a dibujar la sonrisa en caso de haberla perdido. Literalmente: me parto de risa con Ted.
La verdad es que casi podría deciros que ya he resumido toda la peli con la introducción que he hecho, pero voy a profundizar un poco en ella, si me lo permitís.
Si te gusta la comedia gamberra, Ted está hecha para ti.
Y si eres ochentero, de los que fuimos a EGB, mejor que mejor, porque entonces serás como el protagonista y haréis el mismo recorrido de la infancia a la etapa adulta (aunque este termina vendiendo coches). Pero sí tendréis muchos parámetros culturales en común, por lo menos los relacionados con el cine y sus iconos.
Porque Ted es un gamberro, eso ya lo he dicho antes, y la película es una golfada, de principio a fin, cierto, pero también es un compendio a referencias cinematográficas, de ayer y de hoy.
Aliens, ET, Parque Jurásico, Aterriza como puedas, múltiples referencias a Star Wars (como aparecer disfrazados ne la cola del cine para ver el estreno de La amenaza fantasma), Iron Man, Rebeldes, El imperio contraataca, Indiana Jones en En busca del arca perdida y algo de Flash Gordon.
Me gusta cómo aparece el poster de Parque Jurásico, de fondo, en los títulos de crédito al empezar la película, junto con el fotograma en el que Ted es ET en la bici…
Es genial.
Me encantan las múltiples referencias indirectas a mogollón de pelis, las mencionadas y seguro que otras tantas que a mi se me habrán escapado, pero lo mejor son las múltiples referencias a Flash Gordon, que luego comentaré.
Me encanta cuando John pierde el móvil dentro del coche y le pide a Lory que le llame y suena la marcha imperial de El imperio contraataca, es sencillamente fabuloso. Claro que nada más terminar esa escena aparecerán las putas que ha contratado Ted mientras la parejita cenaba en un restaurante. No iba a decir «putas» pero comentar Ted y referirme a «lumis», o «meretrices» era un poco como bajar el listón de gamberradas de la peli…
Esto en cuanto al arranque de la peli y al contexto infantiloide del protagonista (John) inmaduro.
Porque sobre esto trata la peli en verdad, sobre madurar y sobre relaciones de pareja. Porque lo primero (la inmadurez de John y Ted (si es que un osito de pelucho con vida puede madurar)) repercutirá penosamente en lo segundo, la relación de pareja entre John y Lori, que ha ido sobreviviendo a duras penas gracias a la comprensión de ella hacia la excepcional relación de John con su osito.
Lori está hasta las narices de de Ted, éste no hace más que interferir en dicha relación. No lo hace a propósito, pero es el típico entrometido que no hace las cosas con mala fe, simplemente las hace y al hacerlo mete la pata. Es capaz de seguir asustándose con las tormentas y metiéndose en la cama con la pareja, sin ser invitado, pero tampoco le importa. Claro que John, en su inmadurez, tampoco mide esta relación ni se percata del distanciamiento que está provocando con su amada.
Si este comentario de la película lo hiciera Ted en vez de un servidor resumiría toda la película en los siguientes términos: «la película ilustra cómo una novia puede romper la amistad entre dos amigos que han estado juntos desde la infancia». Pero sería un resumen «osado» y machista, así que me lo ahorro.
De lo que no cabe la menor duda es que Ted no le termina de convenir a John, no hasta que no maduren (ambos) y sepan acotar su relación a unos parámetros más «normales». Y por eso terminan separándose.
John se queda en casa con Lori y Ted alquila un apartamento. Hasta aquí la trama de la peli, porque hay una subtrama un poco más intrigante, la del hombre repelente que ha crecido viendo a Ted en la tele, un niño que ha deseado tener al osito durante toda la vida y, ahora que ha crecido y tiene un hijo pondrá toda la carne en el asador para conseguir hacerse con Ted.
Primero hará una oferta por el peluche, y después no dudará en merodear hasta secuestrarlo.
Ted tiene que rehacer su vida y logra un trabajo en un supermercado, como cajero. Aquí hago un alto para alabar la entrevista que hace el osito, con el jefe del supermercado, diciéndole todo lo que todos hemos pensado en algún momento cuando hemos tenido un director de recursos humanos en el otro lado de la mesa. Se pasa tres pueblos humillando al gerente (o lo que sea) y éste va y le da el puesto.
Logra el puesto y liga con otra cajera.
Me gustaría deciros que la conquista con delicadeza y sensualidad, pero la verdad es que ella es muy choni (tan choni que en la versión española la comparan con Belen Esteban) y él es un descarado y pervertido, así que tira de su repertorio y se la mete en el bolsillo con un bailecito subido de tono marca de la casa.
Las cosas parecen enderezarse, a duras penas, y la pareja empieza a mejorar su relación. Lori cree que John empieza a madurar, Ted parece haber sentado la cabeza y John parece empezar a descubrir lo que realmente importa en la vida… a pesar de algunas escapadillas del trabajo de John para ir a casa de Ted para ponerse hasta las cejas. Parece que, lejos de ir a mejor empiezan a vivir una espiral de descontrol que hará que todo esté a un tris de reventar.
Y para colmo, el jefe de Lori es el típico niño bien, hijo de papá, forrado hasta las cejas y está igual de salido que Ted pero «encaja mejor en la sociedad». El típico «cool» del hogh school que piensa que se puede llevar al huerto a quien le dé la gana, y por lo general le funciona. Para qué negarlo.
El tío es un depredador y odia a muerte a John porque está loco por Lori, y como ella ha sido siempre fiel a John, él se lo toma como un reto personal.
Si hasta el momento tenemos un panorama un pelín complicado para John, todo se precipitará cuando el jefe de Lori los invite a una fiesta en su casa. Una fiesta en la que aprovecha para presumir y pavonearse delante de Lori y aprovecha también un rato a solas con John para poner las cartas encima de la mesa, aunque… y este será el detonante… John recibe una llamada de Ted, mientras está en la fiesta del jefe de Lori y le dice que Sam Jones está en su casa.
Sam Jones: Flash Gordon.
El actor que interpreta al héroe de acción que ha ocupado media vida en la imaginación de John y de Ted, y en sus recuerdos de los años 80’s… Flash Gordon.
Sam está en la casa de Ted, que ha organizado una fiesta desmadre y John siente la imperiosa necesidad de ir a conocer al héroe de su vida. Pide al yupi que le cubra y decide irse a pasar un rato en casa de Ted para conocer a Flash Gordon.
Esta será su perdición.
John llega a la casa de Ted, mogollón de tías buenas, muy buen rollo y allí estaba Sam… un pasaporte para caer en picado.
El héroe de toda su vida, su actor favorito y su superhéroe de cabecera. A partir de ahí un montón de pájaros en la cabeza y la noche con mayor desfase de todas sus vidas.
La foto de los hombres halcón de Flash Gordon va por lo de «los pájaros en la cabeza».
Lo que iba a ser una escapada para pasar 10 minutos de extranjis en casa de su colega y volver en un santiamén antes de que su novia se entere se convierte en un desparrame de fiesta.
Empezarán perdiendo el norte a base de chupitos, cervezas y todo lo que se pueda catalogar como bebida alcohólica.
Lo uno llevará a lo otro y se meterán algo de hierva y la locura y el frenesí les alcanzará cuando terminen esnifando con Flash Gordon en el cuarto de baño. La verdad es que el héroe de la infancia termina siendo peor persona que personaje, porque es capaz de arrastrarles al lado oscuro en menos que canta un gallo.
Aunque mejor que gallo os hablaré de «pato», porque inmersos en un colocón de tres pares de narices John y Sam se retan para atravesar un muro de un puñetazo. Y lo hacen. Lo que nadie esperaba es que el vecino estuviera cocinando justo al otro lado, dispuesto a guisar un pato con una receta china, porque chino era el personaje que, ni corto ni perezoso se planta pato en mano en casa de Ted para ajustar cuentas.
Recapitulando: si al alcohol, el desenfreno, las drogas, y al Flash Gordon en versión tripa caída y de vuelta de todo le sumamos que el chino se llama «Ming»… blanco y en botella, Sam (encarnando de nuevo a Flash) se lanza a por el vecino al grito de «muerte a Ming» y se lía una pelea doble en la que los dos tipos se revientan a guantazos y el pato se mide cuerpo cuerpo con el oso de peluche.
Superado el trance «flasgordoniano» la fiesta sigue su espiral de desenfreno y termina con imágenes tan surrealistas como la demostración de que Garfield estaba inspirado por unas «tetas» y uno de mis episodios favoritos en los que Ted emula el juego del cuchillo de Bishop en Aliens con fatal resultado.
La fiesta no podía terminar peor…
¿O sí?
Volvemos al punto anterior a la fiesta y al garante del secreto de esta escapada, el jefe de Lori, que barre para casa (obvio) y le casca a su amor platónico que su novio se ha ido a otra fiesta. Ella se planta en casa de Ted y fin del primer acto con John en un motel porque su novia le pone de patitas en la calle.
Podrá pareceros que no se puede caer más bajo para tocar fondo, pero me tenéis que creer, se puede, y para muestra os invito a ver Ted y que, entre carcajada y carcajada, lo descubráis por vosotros mismos.
Como no pienso destriparos el final me despido de todos vosotros deseándoos Feliz Navidad y os dejo un par de fotos de la fiesta de marras 😉