Ficha técnica
- Título: Philadelphia
- Título original: Philadelphia
- Director: Jonathan Demme
- Año: 1993
- Nacionalidad: USA
- Producción: Jonathan Demme
- Duración: 120’
- Guion: Ron Nyswaner
- Música: Howard Shore, (Bruce Springsteen: Streets of Philadelphia)
Ficha artística
- Tom Hanks (Andrew Beckett)
- Denzel Washington (Joe Miller)
- Antonio Banderas (Miguel Álvarez)
Premios
Oscar al Mejor Actor (Tom Hanks)
Oscar a la Mejor Banda Sonora (Canción Streets of Philadelphia de Bruce Sprinsteen).
Película que tiene lugar en los Estados Unidos, a finales del pasado siglo, cuando el fenómeno de la enfermedad del SIDA barría las conciencias y los pilares morales de la sociedad occidental.
Por un lado un hecho objetivo: el sida es una enfermedad epidémica cuyo contagio no estaba determinado y los orígenes todavía se discuten en nuestros días. Una enfermedad que hoy ha pasado a ser crónica, quizás no eliminable, pero sí llevadera (con esfuerzo y sacrificio) para los enfermos que la padecen. Pero entonces no era así. Cuando se diagnosticaba a alguien la enfermedad del SIDA era poco menos que dictar una sentencia de muerte.
La otra interpretación es subjetiva: enfermedad al margen, el SIDA era una enfermedad característica porque se cebaba con el colectivo homosexual: O eso era lo que fluía en el ambiente. Fundamentalmente debido a que poco a poco, los estudios y los análisis iban demostrando que el mayor porcentaje de casos se daba entre individuos de este colectivo.
Ambos factores: enfermedad de nueva generación + que se cebe con un colectivo concreto resultó fulminante para dicho grupo social.
Y es que hemos de comprenderlo poniéndonos en la piel de los años 90s y finales de los 80s del siglo XX. Los que no lo vivieron no saben de qué hablo, pero en aquellos días el colectivo homosexual era poco menos que marginal. Digo “marginal”, porque aunque la homosexualidad ha sido una constante en todas las sociedades, incluida la nuestra, unos la aceptan y otros no, así de crudo, así de injusto, puesto que uno se somete al juicio moral de los que lo rodean por injusto que parezca.
Podrá gustarnos o no, ese juicio, o prejuicio, pero entonces existía. Así pues si sumamos los factores de enfermedad contagiosa + grupo «marginal», resulta que todo homosexual de la época se convertía en estigmatizado. Todos podían ser portadores del virus y lo que es peor, infinitamente peor: además era socialmente juzgados por su condición sexual y poco menos que se se justificaba el contagio por su vicio.
Dicho esto, comprenderéis que el Sida ayudó bastate poco a la integración de los homosexuales de la época.
Podría decirse que la muerte de Freddie Mercury, el cantante y cabeza visible del grupo Queen resultó un punto de inflexión en la trayectoria de la aceptación social del SIDA. Eso y el reconocimiento público de la estrella de baloncesto de los Angeles Lakers, Magic Johnson.
Entonces algo sacudió al mundo. No sólo los desfavorecidos se contagiaban, era una enfermedad tan potente y tan cruel que afectaba por igual a ricos y pobres, a blancos y negros, a fuertes y débiles… y a homosexuales y heterosexuales, a hombres y mujeres, pues poco después se comprobó que no sólo se transmitía vía sexual, sino también a través de la sangre, (y las jeringuillas eran un factor a tener en cuenta, entre enfermos, pacientes de hospital y drogadictos).
De eso trata esta película. No sólo de la enfermedad, sino del juicio y prejuicio que padecen los que la sufren, no sólo enfrentándose a la cruda realidad de una muerte (entonces) que te destruía desde las entrañas, sino encima ser juzgado por ello. Y en la película esto lo veremos reflejado en la persona de Joe Miller, (Denzel Washington), un homófobo empedernido que será capaz de superar sus prejuicios en pos de una causa noble.
Eso denuncia Philadelphia. Los juicios sociales enmarcándolos en la causa de Andrew Beckett, que perderá su prestigioso trabajo como abogado al descubrirse su enfermedad y será ayudado por su archienemigo y homófobo abogado.