Ficha técnica
Año: 2001
Título original: Gosford Park
Nacionalidad: EE.UU.
Producción: Bob Balaban, David Levy
Duración: 137 minutos
Guión: Julian Fellowes
Fotografía: Andrew Dunn
Música: Patrick Doyle
Ficha artística
Maggie Smith (Constance, Condesa de Trentham)
Michael Gambon (Sir William McCordle)
Kristin Scott Thomas (Lady Silvia McCordle)
Jeremy Northam (Ivor Novello)
Charles Dance (Lord Stockbridge)
Stephen Fry (Inspector Thompson)
Richard E. Grant (George)
Hellen Mirren (Mrs Wilson)
Ryan Phillippe (Henry Denton)
Clive Owen (Robert Parks)
Alan Bates (Jennings)
Kelly MacDonald (Mary Maceachran)
Premios y nominaciones
Oscar al Mejor Guión Original y Premio BAFTA a la mejor película británica de 2002.
Nominada a Mejor Actriz de Reparto (2 actrices), Mejor Dirección Artística, Mejor Diseño de Vestuario, Dirección y Mejor Película.
Gosford Park – el fancine – el troblogdita – el gastrónomo – Cine y gastronomía – Álvaro García |
Pocas veces ha sido capaz el cine de reflejar una realidad social como lo ha logrado Robert Altman en esta película ambientada en los años 30 del pasado siglo en una Inglaterra que se mira al ombligo ajena a la realidad sociopolítica europea y preocupada por mantener el equilibrio de clases que mantiene desde que se constituyera como Imperio.
Una diferenciación de clases jamás mejor plasmada en la pantalla grande con el hándicap de desarrollarse toda la película en un fin de semana en una casa de campo de un acaudalado Sir William McCordle quien es el eje de la vida social de todos los protagonistas “con clase” de la película.
El personaje es clave para comprender por qué se han reunido los presentes, unos por parentesco, otros por amistad, otros por relaciones laborales y todos porque de una u otra manera dependen de él.
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Es una película coral con múltiples personajes, múltiples protagonistas y múltiples tramas. Pero hay una trama (social) que subyace a lo largo de la misma, la diferenciación de clases, arriba la nobleza, abajo el servicio.
Y es aquí donde Robert Altman demuestra ser un auténtico genio dividiendo el guión en dos partes (en función de la case social que aparezca en escena), al igual que la localización de los espacios. Resulta profundamente interesante dejarse embaucar por los diferentes ambientes que hacen que una vez terminada la película sepamos comprender mejor a una sociedad heredera de un Imperio venido a menos que hace lo posible por mantener su hegemonía pero es incapaz de actualizarse políticamente.
Gosford Park – el fancine – el troblogdita – el gastrónomo – Cine y gastronomía – Álvaro García |
Arriba veremos el mejor ejemplo de ostentación, lujo y clase.
Gosford Park – el fancine – el troblogdita – el gastrónomo – Cine y gastronomía – Álvaro García |
Abajo veremos al servicio, que por no tener no tiene ni nombre propio pues hay una escena en la que se nos explica que los criados responderán al nombre de sus amos para que todos sepan de quién se está hablando en cada momento de cara a observar celosamente el protocolo cuando suben las escaleras.
Gisford Park es una película que también se sumerge en el cine negro desde el prisma británico, casi al más puro estilo Agatha Christie, situándonos en una alta sociedad y planteándonos un crimen en el que todos los presentes (y hablamos de más de veinte personas) podrían tener un motivo para cometerlo.
Mención a parte para el inspector Thompson, (Stephen Fry), y su modus operandi. Altman rescata la tradición inglesa de hacer de menos a los funcionarios de la policía.
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Aristocracia, caza del faisán, opulencia, una estrella de cine estadounidense invitada, (Director incluido), aventuras… Lacayos, sirvientes, chóferes y mayordomos mezclados pero no revueltos en la mejor película del género.
Y en gastronomía… Veremos cómo a pesar de comer los mismos platos, los mismos guisos, la clase y el estatus marcan una enorme diferencia entre unos personajes y otros, entre unas personas y otras. Opulencia hasta en el menú, faisán como mínimo y las mejores salsas, los mejores pescados, carnes, verduras en caso de ser vegetariano… Todo un alarde no sólo de qué servir en la mesa sino que se nos da una clase de protocolo y tradición llegando incluso a recrearse en escenas en las que se mide con regla la distancia entre los cubiertos a la hora de preparar una mesa para una de las cenas.
Estricto protocolo: hasta a la hora de comer. Veremos pasajes de la película en la que se prepara exhaustivamente el orden de los comensales en función del estatus y el sexo.
Reitero que se trata de una película con una riqueza extraordinaria en el cuidado de los detalles y la recreación del ambiente, usos y tradiciones.
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En materia de ambiente vuelvo a destacar cómo se maneja el director a la hora de plasmar fielmente cómo se come según estemos viendo escaleras arriba o escaleras abajo.
Los usos llegan a ser incluso exasperantes, la lucha de clases no se limita al servicio y la clase alta, dentro de cada una de estas habrá escalas y graduaciones y Altman culebrea con estilo y saber hacer para ir desgranando el entramado social de la época.
Y si hablamos de costumbres me remito a la escena del desayuno en la que chocan los hábitos de los ingleses si los comparamos con los de los estadounidenses que participan en la película. Ése desayuno en el que hay de todo para comer y cada uno, (según costumbre inglesa), se sirve lo que quiere sin que medie el servicio. Por el contrario los americanos estarán fuera de lugar en ésta escena pues desconocedores de dicha costumbre aguardan a ser servidos y por tanto caen en el ridículo, ya que de ello se encargan algunos de los bretones que ostentan de su doble condición, de nobles y de británicos.