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Zulú

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Zulú

Título: Zulú
Título original: Zulu
Director: Cy Endfield
Año: 1964
Nacionalidad: Reino Unido
Duración: 139′
Guión: John Prebble y Cy Endfield
Música: John Barry
Producción: Stanley Baker y Cy Endfield
Productora: Diamons Films
Distribuidora: Parmount Pictures y Embassy
Pictures

Ficha artística

Stanley Baker – Teniente John Chard
Michael Caine – Teniente Gonville Bromhead
Jack Hawkins – Reverendo Otto Witt
Ulla Jacobsson – Margareta Witt
Jefe Mangosuthu – Rey Cetshwayo
James Booth – Soldado Henry Hook (cobarde)
Nigel Green – Sargento Frank Bourne

Antes de Zulú… «cafre»

Para empezar a comentar zulú, primero daré un salto semántico para hablaros de una palabra. Me refiero a «cafre». Y pensaréis, ¿y por qué? y yo os respondería que por mera curiosidad.
 
Vaya por delante que la palabra no ilustra nada explícito que veamos en la peli, pero sí nos servirá para hacernos una idea del uso del lenguaje que se hace hoy, comparado con el de hace poco más de un siglo.
 
Y es que a través de éste, del lenguaje y de la semántica, podemos observar cómo evoluciona la Sociedad. Como poco me parece un ejercicio divertido.
 
Se trata de un salto semántico, que para Darwin habría implicado serlo evolutivo y que en nuestros días se me antoja complicadillo por cómo están las cosas. Pero hablo de semántica, de colonialismo y de religión, pero no de la que esperabais siendo los «britis» los protagonistas de la peli.
 
Vaya por delante que supe del término por un podcast sobre Zulú, y no me refiero a esta peli, sino al rey Shaka. El podcast de marras es Victoria, y si os gusta este tema, os lo recomiendo.
 
De hecho algunas de las referencias históricas las he sacado de él, así como del libro Boers de la Editorial Actas. Y si no me hubiera pillado por sorpresa un podcast inminente para Antena Historia, me habría dado tiempo para leer Zulú, de la misma editorial, pero esa lectura me la guardaré para otra peli porvenir.
 
Vamos allá. Y vallamos en dirección contraria. En vez de arrancar por la raíz de la palabra, empezaré por las ramas, para ir deshaciendo el camino. Creo que será más divertido.

Para empezar os sugiero buscar el significado de cafre en la RAE

Bueno, ya lo pongo yo aquí, y os diré que tiene cuatro acepciones. Para colmo las enunciaré en orden inverso, y tened paciencia porque este paseo hacia atrás merece la pena.
 
  4.- adj, coloq, Zafio y rústico
  3.- adj, coloq, Bárbaro y cruel
  2.- adj, Perteneciente o relativo a la Cafrería o a los cafres
  1.- adj, Habitante de Cafrería, antigua colonia inglesa en Sudáfrica

Si os fijáis, las cuatro acepciones son adjetivos

Desmontémoslas: Para terminar, y esto responde a su uso más reciente, aquél al que nos referimos en la actualidad como «cafre» estamos llamándolo en realidad zafio y rústico. Por zafio entendemos «grosero y tosco en modales», menos en el Perú, que significa «desalmado» y quiero que retengáis esta acepción, la peruana. Para más adelante. Por rústico entendemos como algo o alguien relacionado con el campo.

Así pues, con la cuarta acepción (recordad que estamos desandando el camino) el cafre sería un tipo grosero, tosco en sus modales original de un entorno rural. Recordadlo después.

Vamos a por la tercera acepción: Bárbaro y cruel… creo que se define por si sola. Pero bárbaro puede ser lo mejor o lo peor. Nos quedaremos con las acepciones tercera, cuarta y quinta de bárbaro, por cruel, fiera; osado y temerario junto con inculto, grosero y tosco…

Como veis estamos sacando jugo a la palabrita… Aunque penséis que estoy loco y que esto no está relacionado con la peli… esperad porque lo está. Y porque nos ayudará a comprender no sólo su fondo, también su trasfondo.

Recapitulo significados: Grosero, tosco, rural, bárbaro, cruel, fiera, osado, temerario, inculto, grosero y tosco. Y ojo que por el camino he desechado invasor, incluso extranjero… que quizás me sirvan luego.

Segunda acepción: de la cafrería o de los cafres… Es decir, se le está otorgando condición de ser cafre, lo cual es subir un peldaño. Siendo cafrería una condición que implica ser cafre, y la suma de muchos cafres arrojaría dicha cafrería.

Primera acepción: Habitante de la cafrería… antigua colonia inglesa en Sudáfrica. Ojiplático me quedo… Sumadle todo lo anterior al palabro y la suma de todo eso nos lleva a su primera acepción. Pero… ¿Quiénes eran los habitantes de la cafrería? Se trata de una tribu africana por la zona de Ciudad del Cabo.

Ergo podríamos entender que los ingleses asimilaron dicho sustantivo para convertirlo en adjetivo y teñirlo de matices despectivos hacia los destinatarios del mismo, es decir, para referirse a los negros de dicha tribu y, por ende, terminaría siendo usado para referirse a todos ellos por igual asumiendo que todos sería cafres por igual, no por sus conocimientos sino por el color de su piel.

Fin del primer episodio…

Pero hay otro episodio. Este primer ha sido en virtud de la RAE y de sus significados para CAFRE. ¿Pero qué dice el Merriam Webster? Supuestamente un diccionario ONline de habla inglesa bien reputado. Por lo menos más fiel a la etimología que el Cambridge Dictionary, que incorpora subjetividad a sus definiciones para liársela con papel de fumar.

Vamos allá…

La palabra kaffir tiene un profundo y rotundo sentido racista

Se usa en Sudáfrica y bebe del Apartheid, cuyo respeto y admiración por los negros africanos es por todos conocida. Comprenderéis la carga cínica, ¿no? Por si a caso lo digo: estoy siendo cínico. El Apartheid usó esa palabra para denigrar a todos los negros llamándoles cafres. Y me diréis, que es normal siendo racista ese partido político. Sí, tenéis toda la razón, pero ellos no acuñaron el término.

Lo heredaron de los ingleses que ya lo usaban, en el mismo territorio, en Sudáfrica, siglos atrás. Aunque hoy en día, si investigáis la etimología de esta palabra encontraréis mogollón de webs que explican que los llamaban cafres, pero con buen corazón. Porque usaban el término no para insultarlos, (los ingleses a los negros) sino para describirlos. Toma ya… Es una de esas defensas que mejor no tenerla porque te hunde más conforme abre la boca.

Así pues, los ingleses llamaban cafres a los negros porque los tomaban por bestias incapaces de formar parte de una civilización avanzada. Ojo, estamos en la era victoriana y por aquel entonces el Reino Unido estaba al frente de la industrialización y su imperio, aunque efímero (sobre todo comparado con el español) era primera potencia por entonces.

Pero ni siquiera reconocen el insulto intentando rescatar textos del primer marino que puso pie en África. Esto según el Oxford Dictionary, que nos habla del capitán William Keeling como el primero en reflejar por escrito el término (cafares) para referirse a una de las tribus de la zona. Pero también matizan que con cariño, que sin pretensiones racistas. Y aquí digo yo, para meter el dedo en la yaga…

Los ingleses fueron racistas hasta la médula. A diferencia de los españoles. Ya lo conté en El último mohicano, pero ahora puedo recordarlo: ellos llegaban, ponían su bandera y abrían un club para ingleses. Ojo. Ni si quiera para blancos. Sólo ingleses, pues igual que pasaría después con el Ku Klux Klan americano, para pertenecer al grupito guay tenías que ser blanco, anglosajón y protestante… Que a los católicos los quemaban en la hoguera. Fueron los únicos en la historia de la India que crearon una supercasta para ponerla por encima al sistema de castas indias. La súper es la britis, obviamente.

Pero demos bueno a pulpo como animal de compañía, y demos por bueno que ni los holandeses del Apartheid, ni los boers, ni los arrogantes británicos quería denigrar al negro al llamarlo cafre (ahora estoy siendo irónico). De los belgas en el Congo belga ni os hablo… pues ya comenté en Tarzán su interés antropológico y su obsesión por llevarse negros para meterlos en las jaulas del zoo de Bruselas y exhibirlos. Ay Leopoldo II… menuda figura la del rey belga.

Y mientras tanto los españoles en quintas o sextas generaciones de mestizos abriendo universidades, catedrales y hospitales por toda América y Filipinas… Pero eso sí, la leyenda negra para nosotros.

Al fin y al cabo, la propia palabra «cafre» recibe su significante y su significado de la palabra kafir, del árabe. Usada por los musulmanes para referirse a los infieles, a quienes llamaban cafres por no compartir su credo.

Kafir, y luego kaffir, y cafferes y al final cafre

Todas provienen de la misma palabra y de todas ellas, sólo la castellanizada (de ahí la RAE del principio) es usada sin matiz peyorativo: porque una cosa es llamar bruto a uno y otra cosa animalizarlo. Y la palabra «cafre» habla de personas rudas brutas de modales, y cafre lo puede ser cualquiera, hasta yo mismo. Mientras que kaffir otorga la condición de bruto al negro, por ser negro y kafir lo mismo al infiel, entiendo que cristiano, o budista… por el hecho de serlo.

Por eso, la única que no busca poner paños calientes a su definición es la versión castellanizada de la palabra. Sin embargo los britis, e incluso los americanos buscan edulcorar su pasado y, en el mejor de los casos, echar balones fuera hacia el origen etimológico de raíces musulmanas en la península arábiga. Sea pues, los dos primeros usos de cafre (kafir y kaffir) fueron, en sentido religioso una y étnico la otra, sendas palabras ofensivas acuñadas con voluntad de ofender.

Y me diréis que qué tendrá esto que ver con la película. Y os digo: lo tiene todo.

Dándonos este paseo etimológico creo y espero haber dibujado el mapa sobre el que se desarrollará esta película. Y con el marco, también el contexto histórico… Os habré ayudado a comprender el carácter colonial británico y ahora os diré, con la peli, que la columna vertebral de ese imperio no fueron otros que los protagonistas de esta peli: los casacas rojas.

No es lucha entre razas sino entre imperios

A pesar de ser una película que enfrenta dos bloques raciales: negros contra blancos y viceversa, supera cualquier filtro de racismo porque esa diferencia racial no es el motivo que impulsa su trama, sino un enfrentamiento entre imperios. Bien podríamos decir que, en cierto modo, esta peli se adelanta a su tiempo y no cae en clichés ni en estereotipos denigrantes. Es más de tenerlos sería para con los blancos, más que para con los negros.

De hecho, la película parece querernos hacer ver su trama desde las dos perspectivas, dotando de mayo valor a su narración porque, por un lado entenderemos a los zulúes y por otro a los británicos.

Y veremos en los primeros a unos guerreros implacables y orgullosos que, con menos medios pero en mayor número se quieren imponer a los británicos. Hacia el tramo final parecerá que simpatizaremos con los segundos, puesto que la acción de la misma se centrará más en el bloque que se defiende, tirando de épica, que en el que ataca. Pero serán estos últimos, los atacantes, quienes comprendan inútil malgastar más vidas y se retiren concediendo honores a los que se han defendido con bravura.

Si atisbamos algún estereotipo en ambos bloques serían los siguientes:

Por el lado zulú veremos de qué madera están hechos y veremos que son tan bravos como los británicos. Sujetos a su cultura guerrera impuesta por «su creador» Shaka, del que luego os hablaré. Adelanto que, al modo de los espartanos obligaba a sus muchachos a vivir una vida dedicada, por entero, a la guerra y de la que no podían salir hasta mediada la treintena, tras dejar los mejores años de sus vidas sirviendo a su nación.

Eso sí, sólo en su tramo final se enfrentarán a boers y británicos, pero por la simple aparición de estos en el tablero de juego. La base de la nación zulú fue su expansión militar, cambiando las reglas del juego que también explicaré más tarde, y batallado, acosando y exterminando llegado el caso a las tribus vecinas.

Por el lado británico, o mejor decir «europeo», veremos, en este caso sí, diferentes estereotipos… a saber, por un lado veremos al predicador sueco (creo que esa era su nacionalidad), más pendiente de los aspectos divinos de la existencia humana que de los terrenales. Idealista pero irreal que procurará trasladar sus convicciones morales e implantarlas entre los zulúes quienes, dicho sea de paso, ya tienen las suyas.

Veremos a los boers, todavía no enfrentados con los británicos, pero quienes terminarán siendo los verdaderos enemigos de estos cuando se declare la primera guerra Boer, pues los británicos querrán hacerse con sus tierras para quedarse con los diamantes y el oro.

Los Boers…

Una primera guerra en la que ganarán los boers que dio paso a un interludio de entreguerras con relativa convivencia en la que los de origen holandés, alemán y francés irán cediendo terrenos y áreas de gestión a los segundos y para cuando terminen revelándose de nuevo resultarán incapaces de imponerse a los británicos.

Como detalle apuntaré que estos boers eran granjeros que vivían a distancias inmensas los unos de los otros. No tenían ejército pero llegado el caso de alzarse en armas todos los varones empuñaban el fusil y partían a la guerra dejando a sus mujeres, que eran las cabezas pensantes y verdaderas gestoras de la economía bóer al frente de sus plantaciones y ciudades.

Los británicos, incapaces de derrotar a los bóers tirarán por el camino del medio creando campos de concentración en los que metieron y dejaron morir (literalmente) a mujeres, ancianos y niños mellando la moral de sus hombres. Por ahí ganaron la guerra, del modo más sucio posible. Detalle al margen será el abandono de las casacas rojas por parte de los británicos, cambiándolas por el caki justo en esa segunda guerra bóer, a caer como chinches ante la fabulosa puntería de los francotiradores bóer que parecían nacer, en vez de con una barra de pan, con un fusil debajo del brazo.

Veremos también a un suizo que será quien explique puntualmente las virtudes de los guerreros boers a los soldados ingleses, para hacerles comprender la fabulosa nación y al gran ejército al que se van a enfrentar.

Y veremos todo tipo de ingleses, y aquí sí se multiplicarán los estereotipos: desde el caradura y cobarde, al oficial de alta cuna como al oficial que lo es por esfuerzo y por dedicación. Deciros que por entonces muchos nobles británicos ponían su dinero para levantar regimientos y ponían a sus familiares, igualmente nobles (un hijo, él mismo) al frente. Por eso veremos la dicotomía de dos oficiales en el bando inglés con dos maneras de entender el arte de la guerra diametralmente opuestas.

Y por ver veremos la importancia de los suboficiales, igual que vimos en Cuando éramos soldados, a veces el verdadero alma de un regimiento.

Es curioso que mientras que el oficial de carrera se preocupa por la vida de sus soldados, y no quiere que el imperio sufra dos derrotas en un mismo día, el de cuna, que comparte la preocupación, parece pensar más en la importancia de no hacer que sus compatriotas desayunen leyendo esas dos derrotas en los periódicos.

El uno, ingeniero, se preocupa por salvar la vida y el otro por no arruinar la reputación militar de toda una familia que generación tras generación ha servido al Imperio.

Estamos en el apogeo del British Way of War

Copia del modelo militar imperial español

Un sistema militar empleado por los británicos en su era colonial y copiado a los españoles en un anhelo que no se cumplió, por mantener las fronteras protegidas a base de pequeños destacamentos de soldados profesionales auxiliados por milicias colonas y nativas. A los españoles les sirvió para mantener su imperio por cuatro siglos y los británicos no les llegó ni para dos. La diferencia radicaba en la materia prima: los soldados. Y claro está, distaban mucho de los españoles.

Volvamos a la peli y a su preludio…

Los blancos se expanden ampliando sus territorios ocupando tierra de nadie (que luego explicaré) y los zulúes se expanden también, expulsando a otras tribus negras. Estas otras tribus tenían tres opciones ante el avance implacable de los zulúes: huir, morir o unirse a los zulúes.

Y los zulúes, conforme avanzaban y ampliaban sus territorios iban dejando un terreno por fuera de sus fronteras sin habitar, a modo de cortafuegos. Esas serán las tierras que descubran y ocupen los europeos, primero los boers y después los ingleses. Dicho sea de paso, si los ingleses echaron a alguien de sus tierras no fue a los zulúes, con quienes tuvieron incluso buenas relaciones, sino a los propios boers.

¿Pero por qué digo que los zulúes ampliaban sus territorios y dejaban terrenos sin poblar? Mejor os lo explico ahora. Para ello tenemos que dar un salto en el tiempo y remontarnos al archi famoso Shaka Zulú.

Antes de él, las tribus africanas, de esta región de África, concebían la guerra como un ritual, pero no como un medio para imponerse por la sangre a los rivales. Es decir, a otras tribus.

Cuando surgía un conflicto entre tribus se concertaba un enfrentamiento, que o llegaba nunca al cuerpo a cuerpo.

Era más bien una coreografía distante, parte de ese ritual en el que ambos ejércitos se pavoneaban el uno frente al otro hasta que uno se impusiera mediante danzas y algún venablo por el aire. Poco más. Hemos de entender que esas tribus no eran guerreras, sino por lo general ganaderas. Y el recurso de la guerra era para solucionar esos agravios que no se habían podido solucionar negociando.

Pero esas mismas tribus eran conscientes de la importancia de cada uno de sus muchachos, por lo que era más importante cuidar las vidas propias que arrebatar las ajenas. Esto era así porque tras ese conflicto volvía la paz y todos esos muchachos volvían a sus campos y a sus reses, centro de su economía.

De ahí que en uno de estos enfrentamientos fueran escasos incluso raros, las muertes. Como dije antes, se lanzaba alguna jabalina y de estas, alguna alcanzaría fatalmente a un contrincante, pero era la excepción.

Fue Shaka, cuya vida curiosa, pues se trataba de un hijo bastardo de un príncipe zulú con una mujer de otra tribu de etnia no zulú. Fruto de una relación extramarital. Cuando la madre notificó al príncipe zulú que estaba embarazada el príncipe se desembarazó de su responsabilidad y la humilló, diciendo que no estaría embarazada sino que estaría sufriendo un trastorno menstrual por la picadura del shaka, un abejorro del lugar. Un insulto en toda regla.

Al final la madre logrará que el príncipe asuma parte de su responsabilidad y será aceptada, no como esposa, sino como concubina, lo cual supuso un nuevo insulto. Y en esas circunstancias nació el futuro «Shaka», por el abejorro, hijo de Nandi. Y las pasó canutas, dicho sea de paso, pues los demás niños y adultos de la tribu no lo asumían como propio y se pasaron media vida insultándolo y humillándolo. Pero pudo superar esta mala vida por la fuerza del carácter de su madre, quien supo forjar en su hijo a un hombre duro y resistente.

La parte negativa será que la madre viciaría la relación con el hijo y pasó de ser su mejor consejera a un problema casi patológico. Amén de ella no hubo otra mujer en su vida y pese a su físico fantástico y su fuerza innata se llegó a dudar si sus inclinaciones sexuales no estarían orientadas a los de su propio sexo. Es cierto que era vanidoso y le gustaba exhibirse, pero quizás más que tendencia homosexual, lo que primara en él fuera una falta de apetito sexual.

Más adelante, cuando muera su madre declarará un año de luto. En el entierro de Nandi su hijo mandó matar a 4000 zulúes por no mostrar pena por la muerte de su madre. Este será el perfil de Shaka quien, y ya voy con ello, cambió la vida de todo el África del Sur. Dicho sea de paso, el propio Shaka terminará sus días asesinado por sus hermanos. Al estilo Julio César.

¿Recordáis el método de guerra que expliqué antes? El del ritual en el que o mediaba el cuerpo a cuerpo… Pues llega la hora de Shaka.

Shaka Zulú

Pues Shaka cambiará el paradigma de la guerra africana. Era un tipo cruel y sádico y plasmó sus tendencias crueles y sádicas creado el primer ejército de verdad en la zona, hecho a su medida.

Mutará las coreografías y exhibiciones de poder por verdaderas carnicerías.

Y todo planificado para auparse en el trono y ejercer su tiranía con puño de hierro. Lo tenía todo pensado. A su llegada los «soldados» portaban escudos medianos y lanzas largas, pero él cambió ambos y cambió la filosofía para instaurar verdaderos combates cosa que, por inusitada, cogió por sorpresa a todas las tribus, zulúes y de otras etnias.

Con su llegada al trono sorprendió a todos cubriendo la distancia que le separaba de la tribu rival, dejando a los enemigos atónitos. Pero más los sorprendió cuando los guerreros zulúes rajaron de arriba abajo a los que tenían en frente, sin casi defenderse del ataque.

Alargó los escudos para usarlos para desarmar al enemigo más que para contener sus ataques. Y las lanzas, éste sería su secreto: acortó el asta para dejarlo del mismo tamaño que la punta llamadas iklwa. De este modo no se estorbarían y podrían escurrirse entre los enemigos con mayor maniobrabilidad. El objetivo: hundir medio metro de acero en el vientre del oponente descerrajarlo y sacar la punta limpiamente y dejar que las tripas se le salgan del cuerpo y dejarlo así para ir a por el siguiente con movimientos y gestos felinos.

Shaka y el guerrero

A esto hemos de sumarle el ardor guerrero… que venía impuesto por dos motivos: el primero porque reclutaba a todos los varones con capacidad para luchar y les prohibía el matrimonio hasta los 30 años, para que sólo pensaran en luchar. Eso les procuraba parte de ese ardor por todos los humores retenidos… pero además, al guerrero que no se mostraba feroz, al que no remataba a los moribundos y no se ensañaba con los rivales y se recreaba en su crueldad, fuera contra africanos o europeos, era ejecutado una vez de vuelta a casa, apaleado por sus compañeros. Y expuesto para escarnio suyo y el de su familia, por cobarde. Eso o los empalaba en el poblado. Creo que sus argumentos eran más que convincentes para contar con la entrega total de sus soldados.

Dividió su ejército en regimientos, por edades, en amabutos. Estos amabutos, o regimientos, se convertirán en el eje de la nueva sociedad zulú denostando a la familia. Sacó a los guerreros de los poblados y los dividió en regimientos por edades y los acuarteló en kraals para que hicieran vida en común.

Como curiosidad, deciros que los escudos no eran de los guerreros sino de Shaka, o del rey. Éste los almacenaba y sobre él recaía la responsabilidad de evitar su deterioro y de repararlos después de los combates. Y él los repartía entre los amabutos a la hora de partir hacia la guerra. Estaban hechos con pieles de buey y los había en los que predominaba el blanco, el negro o el marrón y a cada franja de edad les daba un color y cada kraal tenía un nombre para su amabuto, por lo que desde la distancia, con el color de los escudos sabía la composición y el uso que podía dar a cada regimiento. Como veréis o dejaba nada al azar.

Recordad: hasta su llegada todo era una coreografía. Imaginad la sorpresa de los primeros enemigos que se enfrentaran a esta nueva táctica. La sorpresa los paralizaría y el miedo los atenazaría. Ninguno volvería a casa.

Hay un gesto ritual que explican muy bien en el podcast que mencionaba antes. Para el zulú todos los fluidos humanos debían volver a la tierra y debían ser sacados del cuerpo por mero ritual para permitir que el espíritu del muerto saliera del cuerpo. De ahí que cuando terminaban las batallas terminaran de abrir a todos los heridos para sacarles las entrañas. Esto y el celibato impuesto por Shaka, que como dije antes prohibía el matrimonio hasta terminar el servicio militar, pero hacía la vista gorda si sus hombres se sobrepasaban con las mujeres de sus víctimas. La razón esgrimida era que no podían retener ningún fluido dentro del cuerpo pues iba contra natura.

Podríamos decir que estos comportamientos asustaban a los europeos, pero habrá que entender que asustaban por igual a sus compatriotas, que era sus principales víctimas, pues la masacre que perpetró por todo Sudáfrica excedió cualquier expectativa que hubiera provocado su alzamiento. Se mostró cruel y despiadado con todos, incluso con su propio pueblo, al que devolvía el desprecio con que había sido tratado.

Ahora entenderéis que multitud de tribus prefirieran poner pies en polvorosa y huir ate el avance de los zulúes. Y esto explica esos bastos terrenos inertes alrededor de su reino. Shaka los prefería así, sin habitar, para aumentar y ensanchar las fronteras y evitar ser tomado por sorpresa en caso de un ataque. Esta huida en masa provocó verdaderos movimientos migratorios con efecto dominó. Y estos páramos sin habitantes serán los que ocuparán y tomarán en posesión los boers aprovechando su abandono.

Bóers con un profundo fervor y radicalismo religioso que les había hecho salir huyendo o expulsados de Europa (como vimos en El último mohicano) y que llegaron a estas tierras como quien llega a la tierra prometida. Encima, viéndola fértil y abandonada la tomaron con la conciencia de ser ellos el pueblo elegido. Como veis el cóctel que se estaba preparando en la zona era peliagudo y casi podríamos decir que se mantuvo agitado hasta el final del Apartheid a finales del sigo XX. Casi nada.

British y zulúes contra los boers

Por lo tanto es cierto que cuando llegaron los británicos hicieron buenas migas con Shaka, por temas de superstición. Ellos sólo costeaban para aprovisionarse rumbo a la India. Pero como dije antes, los boers terminarían descubriendo oro y diamantes, y ahí se dilataron las pupilas británicas.

Esa anécdota supersticiosa responde a un naufragio y a un marinero inglés rescatado por los zulúes y llevados ante Shaka. Se ganó al rey con un tinte para el pelo que Shaka interpretó como magia rejuvenecedora, y como dije antes, se gustaba mucho a si mismo, por lo que lo cautivó. Este mismo tipo protagonizará un segundo episodio salvando y curando una herida al propio Shaka con medicinas europeas.

Esto otorgó algunos favores a los ingleses, hasta que estos últimos comprendieron, una vez que metieron el hocico en territorio boer, que los boer y sobre todo los zulúes, eran el único obstáculo para unir Ciudad del Cabo y El Cairo. Hasta entonces pudieron fondear y desembarcar en el litoral zulú y recibieron tierras en préstamo para poder comerciar, no para asentarse.

Vemos pues que allá donde iba Shaka las otras tribus huían despavoridas, de ahí que fuera provocando conflictos entre tribus. Unas que se asentaban en los territorios de otras y otras que querían defender sus tierras de las unas. Sembró la guerra a su alrededor y lo que fue peor para algunas de esas tribus, las empujó tanto que las obligó a guerrear hacia el oeste y el norte con tribus rivales, o hermanas, y hacia el sur y el este con los boers. Sólo respetó las vidas de las tribus que aceptaban ser absorbidas por los zulúes e integrarse en sus filas.

Y en estas llegamos a la película Zulú

Una maravilla del cine bélico de todos los tiempos que nos recrea el vivir cotidiano de esos casacas rojas. Vivir cotidiano y su interpretación de la guerra, de la marcialidad y del sentido de la tradición que podría haber enfrentado a esos dos oficiales que mencioné antes. Pero esto no pasará porque el de familia noble comprenderá que aunque sólo sea por unos meses, su homólogo será más veterano y entonces le deberá lealtad como superior suyo.

Isandhlwana

La película arranca un 23 de enero de 1879 (a 10 meses vista de la primera guerra bóer. Por eso veremos a británicos y bóers conviviendo) con una carta que recoge los sucesos del día 22. El episodio ocurre en Isandhlwana, Natal y enfrentará al ejército del rey Cetewayo y la Columna nº3 británica, compuesta por 5 compañías del 1er batallón del 24 regimiento de Infantería y una Columna del 2º batallón, hasta casi un total de 1500 hombres de los que ninguno sobrevivió.

Esta fue la primera gran batalla e la guerra anglo-zulú declarada por los zulúes por la invasión británica de Zululandia, cosa lógica pues como podemos ver los ingleses nunca dudaron en defender lo suyo y apropiarse de lo ajeno.

En el episodio real se enfrentaron 20.000 zulúes con azagayas y agallas contra 1800 británicos armados con  fusiles de retrocarga Martini-Henry, dos cañones de montaña de 76mm y una batería de cohetes Hale. Esta fue también la primera derrota británica contra un ejército nativo. En la película el bóer será quien defienda y admire a su rival por naturaleza, el zulú, alabando sus bondades como guerreros.

Vemos que la peli responde a un hecho real, e su inicio, pero lo que es mejor, es que el grueso de la peli también refleja otro hecho histórico acaecido en el mismo día a sólo 15km de distancia. Estos zulúes eran capaces de cubrir distancias de 50km en una jornada, así que los ingleses, tal y como vemos en la peli, se pusieron a montar parapetos con sacos de arena y carros cuando supieron lo que les había pasado a sus compatriotas y al saber, sobre todo, que otro ejército zulú, este de 4000 hombres avanzaba hacia ellos.

la batalla de Rorke’s Drift

Este segundo combate será conocido como la batalla de Rorke’s Drift en la que 150 soldados defendieron una misión contra toda esperanza. La misión del misionero ese sueco y de su hija que mencionaba al principio. Todos los soldados protegiendo su vida y él menoscabando la autoridad de los dos oficiales y alentando a huir a los soldados. No logró hacer que se fueran pero sí minó la moral de buena parte de ellos con sus mensajes pacifistas. A quienes empujó a marcharse fue a las tropas nativas dejando solos a los casacas rojas.

Una contrarreloj para montar un fuerte antes de ser asediados. Porque lo fueron.

Los zulúes usarían la táctica bélica inventada por Shaka Zulú medio siglo atrás. Todavía efectiva y que daría verdaderos quebraderos de cabeza tanto a Boers como a los casacas rojas.

Cuatro cuerpos de ejército a modo de buey

  • La testuz la ocupaban los guerreros veteranos
  • Los dos cuernos para los más jóvenes, para envolver al contrario aprovechando su velocidad
  • El cuerpo era «la reserva» compuesta por los viejos, que servían para reforzar a los veteranos que fueran cayendo
El objetivo no era vencer sino aniquilar al rival. No dejar uno vivo para evitar venganzas. Esa era la herencia dejada por Shaka.
Los británicos se hará fuertes en su fuerte improvisado. Y para ello recurrirán a una táctica Bóer, ya vista en los Estados Unidos para frenar ataques indios por parte de las caravanas de colonos, que improvisaban unos muros con los carros que los transportaban. En este caso los carros sirven para tapar brechas y vías de entrada para los zulúes, a quienes todavía no ven pero los oyen en la distancia pues golpean sus escudos para intimidar a los casacas rojas.
Aquí es cuando el Teniente Gonville Bromhead compara el sonido con el de una locomotora tirando de un tren… y se encomiendan a Dios para contener la marea que se les viene encima.
 
Aquí veremos una de la s mejores escenas, cuando los zulúes ya han rodeado a los ingleses y, lejos de atacar, cantan. Y sus cánticos, que se haría famosos, reverberaban en el cañón. Los ingleses debieron tener los pelos de punta. Momento en el que un inglés se pone a cantar y toda la tropa se le une y ambos cánticos se solapan en un duelo musical que embarga al espectador.

100% zulúes y descendientes de los que lucharon de verdad

Los zulúes que vemos en la peli son, casi en su totalidad, zulúes de verdad. Muchos de ellos no habían visto una película en su vida, y tras participar en ésta, la vieron y la disfrutaron. Y eran zulúes por deseo expreso tanto del director como de los productores.
 
Se reunieron con los jefes zulúes para hablar del episodio histórico y se encontraron con que la inmensa mayoría de los presentes eran hijos (ancianos) o nietos de los que participaron en la batalla. Eso otorgó un realismo extra a la película porque esos nietos, (pues los hijos ya os digo que estaban mayor), revivieron y recrearon las dos batallas que aparecen en la peli.
 
Ambas batallas son edulcoradas en la peli porque el verdadero cierre de las dos fue rematando a los heridos del bando contrario. En la de Isandhlwana los zulúes remataron a los británicos que yacían heridos y los británicos hicieron lo propio con los zulúes en Rorke’s Drift.
 
No juzguemos ni a unos ni a otros con la moral del siglo XXI. Entonces, y hablamos de hace casi 130 años, no existía lo políticamente correcto. Los unos y los otros hacían lo mismo para imponerse al enemigo.
Lo maravilloso de esta película es ver dos ejércitos, dos sociedades, dos filosofías, dos credos, dos razas y dos maneras diametralmente opuestas de sentir y de vivir luchando a cara de perro, combatiendo y disputándose un palmo de terreno simbólico, porque eso es lo que son las gestas de este tipo. Símbolos a los que las futuras generaciones se aferrarán con orgullo.
Mafeking con Baden-Powell; Julio César en Alesia, Blas de Lezo en Cartagena de Indias…  Ejemplos de héroes victoriosos. Pero también hubo héroes en la derrota: Numancia, El Álamo, Los últimos de Filipinas, aunque estos últimos salieron de su sitio con honores…
Así con todo, lo que todavía engrandecerá más este episodio será la retirada de los zulúes, que podría haber vuelto para rematar a los soldados británicos, exhaustos, pero no. Cuando el espectador espera la masacre final, se termina el combate.
Se retiraron pero antes se asomaron a las colinas que rodeaban la misión protegida por los ingleses y les saludaron. Lo hicieron respetando sus vidas por haberse defendido con tanta valentía, los felicitaron y se retiraron.
Esta es la parte edulcorada que decía antes pues en la vida real los zulúes siguieron acosando a los británicos y los habrían abierto en canal para sacarles los espíritus del cuerpo muerto si no hubieran llegado tropas de refuerzo que les forzaron a retirarse.
En cualquier caso se trata de una maravilla de película que todos tendríais que ver por lo menos una vez en vuestras vidas.

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