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Soul

Tabla de contenidos

Ficha técnica de Soul

Título: Soul
Título original: Soul
Director: Pete Docter
Año: 2020
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 100′
Guión: Pete Docter, Kemp Powers y Mike Jones
Música: Trent Reznor y Atticus Ross
Producción: Dana Murray
Productora: Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios
Distribuidora: Walt Disney Pictures 

Ficha artística

Jamie Foxx – Joe Gardner
Tina Fey – 22
Questlove – Curly
Phylicia Rashad – Madre de Joe
Angela Basset – Dorothea Williams

Soul te atrapa desde la primera escena

Podéis leer con tranquilidad hasta que avise de spoiler, pero eso será más adelante. Y ya os digo que os avisaré cuando vaya a destripar la peli.
 
Por momentos juega contigo. Sobre todo hasta media película. Haciéndote creer, pensar, incluso temer, que estás viendo algo que ya has visto con anterioridad.
 
Vemos al típico profe, otrora entusiasta y ahora frustrado con una clase con potencial pero desencantados con la vida. Carentes de chispa y de las ganas de comerse el mundo que debería tener cualquier crío a su edad.
 
Vemos a un artista frustrado convertido en funcionario de lo suyo. Por lo que toda la pasión se esfuma, desaparece, languidece y muere. Pues eso le pasará al profe de escuela Joe Gardner, un músico.

Músico y amante del soul

Un soul reñido con los patrones. Reñido con las partituras y con lo estricto. Pues el soul, música negra por excelencia, nació para rellenar el alma (valga la redundancia) del músico que se sube a un escenario y deja que su talento y su instinto fluyan por si solos a través de sus instrumentos. Ellos, los músicos, terminan convirtiéndose en meros vehículos trasmisores.
 
Su música radica en el corazón y el instrumento es eso, mero instrumento para materializar lo que llevan dentro. Instrumento para compartir su yo más profundo, entre blancas y negras, fusas y corcheas… entre pentagramas, saltado de una línea a otra e insuflando carácter a golpe de pulmón. Poniendo nervio picado con la uña y acariciado las emociones de los espectadores arrancando melodías a esos instrumentos de viento, cuerda o percusión… o al chorro de voz…

El soul es sentimiento

Y si es compartido y espontáneo e improvisado, más soul es

Compartido con tu banda, transmitido y compartido con la audiencia hasta arrebatar el aliento a quienes sienten que su piel se eriza y aprietan los dedos de los pies en el calzado cuando comprenden que el artista que está en el escenario se ha desnudado por completo y se ha entregado por completo a quienes lo escuchan atónitos y absorbidos por su melodía, por su torrente de emociones y sentimientos vertidos en su melodía haciendo de su música una confesión pública y elevando a lo místico lo sentido siempre y cuando sepas tocar la nota oportuna que nos haga vibrar.
 
No sé si he sabido describir lo que es el soul. Fundamentalmente porque ni si quiera tengo claro que yo mismo lo sepa del todo. La música nunca ha sido mi fuerte. Qué duda cabe que tengo mis gustos, y dentro de ellos, mis inclinaciones. Pero no nací con el mejor de los oídos (en sentido figurado, claro). Es decir, no soy el más apto para hablar de música porque no es mi fuerte, pero sí de emociones. De sensaciones y sentimientos… y el soul, para mi, es puro sentimiento.
 
Dicho esto comprenderemos, ahora un poco mejor, al profe de música, a Joe Gardner. Quien sigue los pasos de su padre y anhela un escenario para tocar su música como quien necesita respirar. Y sin embargo, la suerte le es esquiva.
 
Podrá dedicarse a la música, sí… pero como profe en un instituto, no dando rienda suelta a su alma repiqueteado las teclas de su piano como alma que lleva el diablo desde el infierno de sus emociones hasta el paraíso de su melodía.
 
Por eso lo que decía antes de «funcionario». Porque la peli empieza mostrándonos a un Joe Gardner algo desinflado intentando transmitir, sin éxito, el amor a la música a sus alumnos. Vive de la música, sí, pero con un sueldo por dar clases. Y ahora se le propone por primera vez, un contrato fijo, con seguro médico, pensión… cosa que su madre celebra porque es la primera vez que su hijo parece tener un provenir.
 
Cosa que él rechaza, o por lo menos no se siente inclinado a aceptar porque sería lo mismo que reconocer que su vena de artista se ha secado del todo.
 
Y, como diría Mayra Gómez Kemp, «hasta aquí puedo leer».

A partir de ahora haré spoiler

Así que si todavía no has visto la peli deja de leerme, póntela en Disney+, disfrútala como se merece, y vuelve a el fancine.
 
Soul es música. Es sentimiento. Pero por encima de todo es alma.
 
Y de alma (y de soul) habla esta película. Directa e indirectamente. Con su música y con sus silencios. Porque es una peli que te invita y te incita a la acción, pero sobre todo desde la reflexión.
 
Fudamentalmente cuando comprendemos (y aquí empieza el SPOILER) que el protagonista morirá el mismo día en que consigue acariciar el sueño de su vida.
 
Os decía antes que era subirse a un escenario y conectar con el resto de una banda, y con estos, conectar con el público asistente como conectaban los bichos de Avatar. En una comunión mística, en este caso a través de su música.
 
Pues en Soul, cuando el protagonista logra esa oportunidad que lleva toda la vida esperando, anhelando y deseando, se muere.
 
Sin más.
 
Y de ser humano de carne y hueso, Joe Gardner se convierte en un alma… en un «soul». Como su música.
 
Maravilloso juego de palabras que da sentido a toda la película. Porque Soul es esa música de la que (espero no haberme confundido) os he hablado. Pero soul es también el alma. Y de ahí bebe éste estilo musical, porque se toca con el alma y desnuda el alma de quien interpreta su música así como el alma de quien lo recibe y lo escucha. Pura sensibilidad.
 
Joe  no lo encaja de buen grado, la verdad sea dicha. Lo de convertirse en alma. Es decir, que no quiere morir.
 
Tanto es así que se revela contra su propia muerte y se niega a darse por vencido. No. Ahora no. Justo hoy que tiene la oportunidad de cumplir el sueño de su vida no. Tiene una cita para tocar con Dorothea Williams. La cita de su vida. La oportunidad que nunca le dio nadie. Ahora o se puede morir.
 
Su alma huirá de la muerte y terminará, por error, convertida en un mentor.
 
Los mentores son los que tienen por misión encarrilar la futura vida de los o natos. Han de servir de guía para que puedan tener un motivo para vivir, una razón de ser.
 
Con tal suerte que a Joe le tocará orientar a 22.
 
Un hueso duro de roer.
 
Para que os hagáis una idea, la numeración responde al orden por el que debería haber aparecido en la tierra (según deduzco yo). De hecho la numeración actual va por los tropecientos millones y es cuando nos presentan a 22, que explican que ha tenido infinidad de mentores, y muchos de ellos personajes destacados.
 
Ta destacados como los mismísimos Confucio, la Madre Teresa, Arquímedes, Gandhi, Mohamed Ali y Picasso. Y sobre Picasso os hablaré más adelante.
 
Es decir… ha tenido los mejores maestros que te podía dar la Humanidad y ninguno de ellos logró inspirar o insuflar el amor ala vida necesario en 22 para hacerlo nacer y vivir una vida de humano.
 
Ninguno supo hacerle descubrir el sentido de su vida, por lo que nunca ha llegado a nacer. Empresa desesperada la que tiene Joe por delante. Sobre todo cuando comprendamos que cuando un nonato descubre su razón para vivir recibe un pasaporte para ir a la Tierra.
 
Y esa será la oportunidad a la que se agarrará Joe.
 
Intentará aprovechar el salto de 22 para volver a la vida.
 
Y al final lo hará, pero de una manera tan precipitada que la cosa no le irá como tenía prevista, pero no nos adelantemos a los acontecimientos.
 

Antes de dar el salto Joe comprenderá dos cosas

  1. No será nada fácil encontrar algo que estimule a 22. Lo intenta con mil y una disciplinas, pero ninguna llena a 22. Mal vamos por ahí
  2. Él mismo ve su vida pasar y no le gusta lo que ve
 

En su afán por ser músico Joe ha dado la espalda al resto de su vida

Cierto es que el soul es eso, su vida, pero o ha alimentado relaciones personales, profesionales ni sentimentales.
 
Las relaciones personales, sobre todo las familiares, las vive para cumplir la cuota de convivencia con su madre, las amigas de su madre y para de contar.
 
Las relaciones profesionales son de dos tipos. Por un lado sus alumnos, que le desesperan porque algunos tienen talento pero a ninguno le brillan los ojos cuando tocan, menos una niña a la que los demás, zoquetes y vagos, abruman cuando da rienda suelta a su pasión musical. Es la consecuencia natural de un sistema educativo que no premia al talento ni al esfuerzo si no al vago que lastra a quienes sí sienten deseo de aprender.
 
En vez de premiar a esta chica que siente la música, y la estudia, premia a los vagos que ni aprenden ni quieren aprender. Quieren que pase el tiempo, termine el curso y acabar el instituto porque saben que aprobarán de todos modos. El mejor exponente será nuestra Ley Celaá y sus víctimas esos niños de clases menos pudientes que no podrán estudiar en colegios privados y vean cómo se les escapa el tiempo en colegios que no pueden hacer repetir a quien suspenda todo.

Eso es lo que vemos en la película y el resultado es triple:

  1. El profesor odia enseñar
  2. La niña que vale, se rinde y deja de tocar
  3. Los vagos ganan y arruinan el futuro de una niña por un sistema educativo que no piensa en la vida a todas esas niñas que sí quieren y necesitan esa educación para después poder salir a la vida real, competir y hacerse un hueco para vivir del fruto de su trabajo
 
Volvamos a 22. Y al salto…
 
Antes os dejé con la miel en los labios. Veamos qué pasó.
 
Como os decía, llega el momento y se produce el salto y Joe salta con 22 y al aparecer en la tierra se produce el desastre. Insisto en el spoiler porque lo que os diré a continuación os puede arruinar la peli.
 
¿Veis el gato de la foto de arriba?
 
Ese es Joe.
 
No es 22.
 
Es Joe, como me leéis. Y el Joe de la foto es 22.
 
Me comprenderéis si os digo que por un instante se me vino todo abajo.
 
¡Oh, no! -pensé- otra vez la peli en la que los protagonistas intercambian sus cuerpos…
 
Y esa peli, la del conflicto de dos personajes intercambian cuerpos pero mantienen sus conciencias y sus personalidades intactas ya la había visto. Y a decir verdad, o me la esperaba aquí.
 
Entro en una fase de cierto bajón porque la peli iba muy, pero que muy bien, y de pronto el guión parece caer en un vacío de originalidad.
 
Pero no.
 
Cuando parece que se va a estrellar en el suelo, remonta el vuelo y, sin motor, se desliza por la pantalla, planeando, con gracia y con estilo porque desde este momento 22 no suplantará su identidad, si no que servirá para que Joe se vea a si mismo y se conozca… y se conozca de verdad.
 
Y ese conocerse de verdad hará que el típico personaje plano se redondeé (en inglés diría pasar de flat a round) y al hacerlo madure y evolucione.
 
Se ve egoísta, egocéntrico y ciego a lo que hace y las repercusiones de sus actos. Pero al verse, y conocerse y reconocerse se produce esa evolución, impulsado por 22 que usurpa su cuerpo pero lo mejora como persona.
 
Y mientras tanto, en el cielo, aparecerá otro personaje, ese canijo de la foto.
 
El clásico funcionario. Bueno, clásico… Clásico porque no sabe circular por fuera del carril. Es como un coche del Scalextric. Anómalo porque es un trabajado neto. No puede permitirse un respiro. No tira la toalla. Ni desfallece ante la inmensidad de su trabajo, y su trabajo consiste en llevar la cuenta de almas que van al cielo.
 
Y no le salen las cuentas porque le falta uno.
 
Le falta Joe.
 
Y no cejará hasta recuperarlo y ponerlo en su sitio.
 
La peli entra en su fase vorágine.
 
Joe va cerrado todas las puertas y ventanas que tenía abiertas en su vida.
 
Sobre todo se reconciliará con su madre, quien nunca vio con buenos ojos su obsesión por la música.
 
Pero sobre todo él mismo hará las paces consigo mismo. Se verá en perspectiva y se observará. Hasta comprender que toda su vida ha sido un fracaso. Casi tiene la edad de jubilarse y no ha logrado nada, como profesional, que le permita aforntar un futuro cierto.
 
En lo personal se sabrá un bicho raro y aislado.
 
Se verá fracasado.
 
Y le queda unas pocas horas para remediarlo. Tiene que recuperar su cuerpo y para ello 22 se lo tiene que devolver. Pero para tal fin tendrán que confiar en un hippy que va de un plano a otro y puede echarles una mano para retornar a sus respectivos cuerpos… pero 22 se niega.
 
Está descubriendo la vida.
 
Y lo que es mejor: le está gustando. Tanto que no quiere meterse en el cuerpo del gato y sí seguir en el de Joe, pero se acerca la hora del concierto que podría cambiar su vida gris y monótona.
 
Al final será ese funcionario quien precipite toda la acción hasta liberar el cuerpo de Joe y devolvérselo a su propietario, claro que haciendo que 22 regrese al otro plano y agríe su carácter y arruine su personalidad.
 
Entre medias Joe dará el concierto con Dorothea, a quien volverá loca y le nombrará su pianista.
 
Sin embargo, al terminar el concierto veremos a un Joe que dista mucho de estar, como tenia previsto, eufórico. Está, quizás, hasta u poco decepcionado.
 
Desde ese momento se empeñará en cambiar de plano para buscar a 22 y recuperar su confianza para devolverlo al mundo y para que pueda vivir su propia vida. Cosa que hará, aún a su propia costa.
 

Permitidme tan solo un apunte a modo de broche…

 
Los personajes que viven en el otro plano responden a una estética propia de Picasso.
 
Me parece una apuesta sensacional de PIXAR.
 
Una apuesta y un riesgo genial, puesto que rinden homenaje al gran pintor español al rescatar esos personajes lineales y bidimensionales que hacen las delicias del espectador. Más del adulto que del niño, pues mucho me temo que poco de infantil tiene esta peli, la más madura y sombría (en cierto modo) de PIXAR.
 
Y no me despediré sin apostillar que, amén de Picasso, también vemos una referencia a Dalí, cuando vemos un 22 deforme, amorfo, como derretido emulando a los relojes del paso del tiempo del también pintor español.
Una peli que te deja el sabor de boca agridulce de las experiencias reales que existen para ser vividas, disfrutadas y olvidadas o recordadas según sea la emoción que imprima en nuestra memoria.

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