Una película que pasó sin pena ni gloria por nuestra cartelera, allá por el año 2000 que no ha envejecido y mejora con el paso del tiempo para mayor gloria de Brad Pitt que demuestra la verdadera talla de su capacidad interpretativa cuando opta por el cine independiente lejos de los blockbusters. Os hablaré de él un poco más tarde.
En ella veremos los bajos fondos londinenses en los que los valores se invierten y predomina la corrupción, la violencia, el robo sistemático, la estafa (a gran escala y de poca monta) y la ultraviolencia de las peleas clandestinas, sea entre perros o boxeadores “sin guantes” que se dejan la vida en el ring a cambio de un puñado de libras “estafadas” como la mayor parte de los combates, casi siempre amañados.
Pero empecemos por el principio… en Holanda.
Intentaré desenredar una maraña de historias entrelazadas cuyos protagonistas podrían haber sido, según cada trama y subtrama, el eje de esta película si no fuera porque todos ellos girarán en torno al verdadero protagonista: un diamante de 86 kilates.
Empezamos la peli con un grupo de judíos holandeses que entran en un comercio de diamantes para hacerse, mediante el robo, con “nuestro protagonista”. El líder del grupo será Franky “cuatro dedos” (Benicio del Toro), un ludópata empedernido capaz de apostarse a su madre en una partida de cartas y de perder el norte cuando entra en una casa de apuestas.
A Franky lo envía “Primo Avi”, otro judío estadounidense que ha contratado a Franky y espera la llegada de la piedra con el único miedo de la consabida debilidad de su portador.
Franky roba la piedra y parte para Londres para entregársela a Doug (un judío “falso” que se hace pasar por tal para prosperar en el negocio gracias a la reputación de éstos… y porque le ha cogido el gustillo). Uno de los socios de Franky pretende hacerse con el diamante le procura un contacto en Londres para que le facilite un arma (a la sazón: su hermano), un tal Boris “El navaja”. Un antiguo agente del KGB sin escrúpulos. Un carnicero, en todos los sentidos de la palabra.
Franky llega a Londres, conoce a Boris y se hace con un arma a cambio de que haga una apuesta en representación del tal Boris en un combate de boxeo clandestino. A estas alturas Boris sabe de sobra que las apuestas son el punto débil de Franky, ergo le tiende una trampa.
Hasta aquí he presentado a una parte de los personajes y la primera de las tramas: el diamante. Subtramas: la cadena de robos que se desencadenará para hacerse con la piedra.
Segunda trama: peleas clandestinas y apuestas.
Las divido en subtrama también…
El primero será un par de pardillos que “representan” a boxeadores que se prestan a este tipo de peleas a sabiendas de que pueden morder el polvo para no volverse a levantar porque en estas peleas casi no hay reglas.
“El turco” es el cabecilla de estos representantes, quiere abrirse camino en este mundillo e intenta pisar fuerte en cada paso que da. Sabedor de lo que se juega busca el mejor género para entrar por la puerta grande, su mejor baza: Gorgeous George, una bestia parda que ni siente ni padece.
Su peor baza: su socio, Tommy, un bocazas capaz de mantener la boca cerrada con ocurrencias propias de un inepto.
Su llave para entrar en el mundillo este… Brick Top. Y aquí se empieza a retorcer esta trama. Este es la madre del cordero, un tipo sanguinario, sádico que vive a costa de amañar todo tipo de peleas (perros, boxeadores) para forrarse con las apuestas. Brick Top tiene un defectillo… hace desaparecer a todo el que se la juega cortándolo en seis partes y echándoselo a sus cerdos para que lo devoren sin dejar rastro.
Hasta aquí… todo normal… ¿Normal? Bueno… dentro de la película no desentona nada.
El inconveniente para El turco surgirá cuando envíe a su socio a comprar una caravana.
Lo envía a un campamento de gitanos que vive a las afueras de Londres para que le vendan una caravana robada desde la que poder organizar sus trapicheos.
Tommy acude escoltado por George, a sabiendas de que los gitanos a los que va a visitar (en la peli los llaman “tirados”) son peligrosos. El caso es que aquí entra en escena Mickey. Entra y se la come haciendo un papelón y una enorme interpretación.
Mickey lía a Tommy y termina vendiéndole una caravana que pierde las ruedas nada más arrancarla. Su ·sentido del honor” no le permite aceptar la acusación de haber timado a Tommy y decide solucionarlo todo retando a George a un combate sin guantes. El que gane la pelea se llevará una caravana.
Tommy accede sabiendo que su boxeador es un armario empotrado (casi como “el tronchamulas” de Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo).
Craso error.
Cae reventado por Mickey y de golpe y porrazo Tommy… El turco se encuentra sin luchador y sin caravana, y para colmo, debiendo otra caravana a Mickey (que quiere una caravana nueva para su madre). Todo un panorama.
La solución que se le ocurre al turco es proponer a Mickey que pelee para él en el combate que iba a disputar George. Brick Top accede pero pone la condición de que Mickey se deje vencer.
Nuevamente… craso error.
Mickey va por libre y revienta al luchador de Brick Top arruinándole la velada y haciendo que todos los que habían apostado (a sabiendas del resultado) por el otro boxeador se encaren con él y le dejen en muy mal lugar.
Abro un paréntesis (figurado) para decir que aquí se entrecruzan las tramas porque esta era la pelea a la que debería haber acudido “cuatro dedos” por encargo de Boris. No lo hará porque el propio Boris ha encargado a otro grupo de pringados que le roben el diamante: Tyrone.
Todo se empieza a liar.
La piedra no llega a su destino, Nueva York, a manos del “Primo Avi”, quien se entera por Doug (intermediador en Londres al que debería entregar el diamante “cuatro dedos” que éste está en una pelea clandestina. Se pone histérico porque conoce cuán débil es “Cuatro dedos” en el juego, tanto que coge el avión y se presenta en Londres.
A estas alturas de la peli los personajes se irán entrecruzando…
Mickey se presta para volver a pelear; su madre saldrá mal parada tras el incidente con Brick Top y no caer en el asalto indicado.
“Cuatro dedos” revienta y Boris se hace con el maletín en el que transporta el diamante, previo escarnio para los sicarios que había contratado porque juegan a ser delincuentes y no dejan de ser unos pardillos.
Abi llega a Londres, se reúne con Doug y contratan a Dientes de bala para encontrar a Boris, a “Cuatro dedos” y resolver el problema cuanto antes.
Se cruzan, se disparan, se atropellan, se estrellan, se timan, se retan y entre medias Mickey se templa tras el “incidente” con su madre y trama su propia venganza.
Tommy y “el turco” se las ven y se las desean para no terminar con los cerdos, Brick Top emprende su propia búsqueda, los tres negros que había contratado Boris se envalentonan y quieren dar caza a todo el que aparece por la pantalla.
Aparecerá un perro y se convertirá en uno de los personajes clave de la película.
Esta película, por su ritmo vertiginoso, me recordó a Uno, Dos, Tres desde el primer día que la vi. No da un respiro, no hace una pausa, es frenética gracias a un gran montaje y a un mejor guión. Todo evoluciona de tal modo que al final, como medio apuntaba antes, todos los personajes se cruzarán con todos los demás, como el perro y el gato, o para ser más fieles a la película, como lebreles y liebres.
A pesar de haber contado todo lo que os he contado… creerme si os digo que no os he destripado la película, y más bien al contrario, que espero haberos metido el gusanillo por verla (necesitaréis un par de visionados).
Como cierre (y para conocer el desenlace no os quedará otra que verla), comentar que este es el lado más oscuro del boxeo: las peleas clandestinas. Un deporte que ya he tratado en el fancine con Ali, Cinderella Man y Rocky.
Como comedia está fenomenal y no me cansaré de recomendarla, y como “ultraviolencia” queda edulcorada con la pátina de humor que tan bien logra Guy Ritchie), a diferencia de otras (también localizadas en el Reino Unido (Londres)) como Hooligans; La naranja mecánica; Quadrophenia y otras como The Warriors; Asesinos natos; El padrino y La carretera.
Me reservo este último párrafo para cerrar la entrada de Snatch volviendo a destacar la actuación de Brad Pitt interpretando a Mickey. Glorioso. Sublime. Ya os dije cuánto me gusta Pitt cuando pone un pie fuera del cine convencional, pues bien, en esta peli pone los dos y se merienda al resto del reparto haciendo… no, interpretando… ¿¡qué digo interpretando!? transformándose en un gitano. Es Mickey, Camepón de Boxeo gitano y cuando habla no se le entiende nada de lo que dice. Su entrada en escena es total, no la destriparé, pero sí diré que si os fijáis bien en lo que estaba haciendo cuando aparece detrás del coche… comprenderéis el papelón de Brad Pitt.
Si se contiene y no cae en los ticks con que personaliza alguno de sus personajes Brad está a la altura de los mejores. Ya lo dije en El río de la vida, la cual protagoniza entera (Snatch es una película coral sin un protagonista exclusivo). Un grandísimo actor que mejora película tras película.
