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Batman Begins

Tabla de contenidos

Ficha técnica

  • Título: Batman Begins
  • Título original: Batman Begins
  • Director: Christopher Nolan
  • Nacionalidad: U.S.A.
  • Año: 2005
  • Producción: Emma Thomas, Charles Roven, Larry J. Franco
  • Productora: Legendary Pictures, Syncopy Films, DC Comics, Patalex Prods. III
  • Distribuidora: Warner Bros
  • Duración: 140’
  • Guion: Christopher Nolan, David S. Goyer
  • Fotografía: Wally Pfister
  • Música: Hans Zimmer, James Newton Howard
  • Montaje: Lee Smith
  • Maquillaje: José Steidel

Ficha artística

  • Christian Bale (Bruce Wayne / Batman)
  • Gary Oldman (Detective James Gordon)
  • Michael Caine (Alfred Pennyworth)
  • Liam Neeson (Ra’s Al Ghul)
  • Cillian Murphy (Espantapájaros)
  • Katie Holmes (Rachel Dawes)
  • Tom Wilkinson (Carmine Falcone)
  • Morgan Freeman (Lucius Fox)

De pronto llega Nolan. Para rescatar al héroe (que no superhéroe). Y lo logra.

He de confesar que he tardado bastante en ver la trilogía completa de El caballero oscuro. Es cierto. Por lo mismo que Batman es quien es: por miedo.

Un miedo a volver a ver a mi héroe preferido revolcado por el barro, humillado sin lógica alguna y vilipendiado por propios y extraños. Todo esto por el profundo desengaño que me ha supuesto cada una de las versiones anteriores. Es tanto mi placer con los cómics de Batman, y tal mi desencanto (bien podría llamarlo enfado) con las aberraciones que habían hecho para el cine que me había conjurado en negarme a ver Batman Begins, y por supuesto las secuelas, si las había.

Esto es gracias a Tim Burton (quien dicho sea de paso, con la mirada puesta en el pasado) hizo la menos mala de las versiones anteriores (Batman 1989: para mi, contrario al parecer de todo el mundo, aquella película se la carga Nicolson interpretando a un Joker empalagoso). A Burton… y a Schumacher, cuya versión de Batman le hace merecedor de un ticket de ida al Arkham Asylum (sigo en terapia para olvidar el traje con pezones que lució Clooney…). En fin, si sumamos todo reúno motivos más que suficientes para no querer volver a ver a Batman mendigando indulgencias al otro lado de la pantalla.

Pero lo que es justo es justo y además se tiene que reconocer.

Hace no demasiado tiempo escuché la crítica de la película que hicieron el monaguillo y Arturo González-Campos en El cinexin de La Parroquia, en Onda Cero (para “murcielaguitos” como yo, de 02:00 a 04:00 de la madrugada). Fue Arturo quien me cautivó. Para empezar se veía que gozaba con el personaje y que le apasionaba Batman tanto como a mí (mis cómics favoritos son los de la saga Leyendas: Shaman; Gothic; Presa y Veneno), y sabe de él bastante más que yo. El caso es que me cautivó con su manera de hablar del Batman de Nolan, tanto que escuché varias veces el programa y al final, armado de valor, me di un atracón de Batman: El caballero oscuro en el finde de mi cumple… Y celebro haberlo hecho. En Twitter lo llamé #MaratonBatman 😉 y lo tuiteé con mis dos perfiles: @elfancine y @repaci31 (éste último es mi Twitter personal).

Nolan ha sabido plasmar al Batman que yo imaginaba, dotándolo de la complejidad, el sufrimiento, el sacrificio y la oscuridad necesarias para que Batman sea el caballero oscuro que tenía que ser.

Nos sumergimos en un mundo de complejos, de miedos enquistados desde la más tierna infancia, de un falso sentido de la responsabilidad al sentirse culpable por la muerte de sus padres cuando Wayne era tan solo un muchacho.

Hay pues tres sentimientos que nunca abandonarán a Batman: pena, miedo y culpabilidad.

El primero porque el destino le ha robado la infancia al arrebatarle a sus padres del modo más cruel: delante de sus propios ojos, en un robo ridículo, por error y viendo cómo un criminal aprieta el gatillo para poner fin al mundo de paz y estabilidad que siempre había conocido el chiquillo.

Miedo porque Batman no sólo no es un superhéroe (carece de superpoderes), si no que además se trata del más humano de todos los héroes. Supera su humanidad dotándose de “gadgets” de vanguardia tecnológica producidos en su propia empresa (la de su padre). Pero tiene miedo. Miedos. De los cuales destacaré el miedo a los murciélagos, derivado de una pésima experiencia con estos roedores voladores de la que saldrá rescatado por su propio padre, quien de paso remata la siguiente pregunta con una frase que, para mi, resume toda la obra: “¿Por qué nos caemos? – Para volvernos a levantar”.

Culpabilidad porque Wayne desencadenará, sin saberlo, la muerte de sus padres. Y nunca encontrará el perdón: su propio perdón.

De estos factores/sensaciones, nacerá Batman. Un personaje que nace para velar por los inocentes, los desvalidos y por hacer guardar la Justicia, llegando a tomársela por su propia mano.

Christian Bale encarna al mejor Batman de todas las pantallas, décadas y versiones posibles. Lo dota de profundidad, de trasfondo, lo interpreta magistralmente y eleva al personaje a los altares del mejor cine de acción, para bien de Detective Comics, para el bien de la industria y para el bien de todos los que perdemos los vientos por Batman.

Antes de ponerse la máscara y embutirse en la capa (luego comentaré los trajes) Wayne comienza una serie de viajes, de estudio, placer, Universidad… que lo mantienen sistemáticamente apartado de Gotham City, ciudad natal preñada de malos recuerdos y que para colmo se está enrocando en una espiral de criminalidad que la va convirtiendo, día a día en una ciudad impracticable.

Termina conociendo a Henri Ducar, nada menos que en el lejano oriente y será éste quien ejerza de mentor, al más puro estilo Los inmortales pero con un matiz: será su enemigo con el transcurso de la película. Wayne aparecerá vestido como un ninja, entrenando como un ninja, escabulléndose como un ninja y luchando como un ninja para terminar abandonando a su maestro cuando comprende que si bien comparte los objetivos de su entrenamiento, no sucede lo mismo con los medios a emplear, rechazando de plano aquello que dijo Maquiavelo de: “el fin justifica los medios”.

Esto le valdrá tenerse que enfrentar con su maestro, que no desaparecerá, se le creerá muerto para volver a reaparecer al final de la película, en Gotham.

El espantapájaros hace un papelón, (cada vez que lo veo me recuerda a Dieter Brandau, de esRadio, a quien escucho de vez en cuando. Esta anécdota me saca un poco de la peli hasta que vuelvo a concentrarme), jugando con el miedo nuevamente como arma de destrucción.

Wayne vuelve a Gotham y con su regreso aparecerán (uno ya había salido antes) dos personajes clave: Lucius Fox (Morgan Freeman) y Alfred (Michael Caine). El primero era empleado del padre de Wayne, en su empresa (él estaba al frente de prototipos militares). Alfred será el padre que Wayne perdió de pequeño: Mitad Pepito grillo mitad “Alfredo” (huelga la redundancia) en Cinema Paradiso.

Sumamos ya tres patas para un banco. La cuarta será el Detective Gordon, y entre los cuatro (el único ingenuo es Gordon) se enfrentará a cualquier enemigo que ose poner un pie en Gotham. Con éste último se comunicará, no, espera… mejor decir que es Gordon quien lo convocará una vez sí y otra también usando esta señal. Wayne permanecerá mientras tanto a la espera disimulando con su vida cotidiana, algo desorganizada porque ha puesto todo en el héroe y descuida sus propias necesidades afectivas (del resto tiene de todo). Reniega incluso del amor, a sabiendas de que enamorarse pondría en peligro a la persona que él amara y le distraería de su misión autoimpuesta.

El traje ha sido preparado con mayor realismo quetodos los precedentes. Por no parecer políticamente correcto, observaré que los enemigos (excepto el espantapájaros) están demasiado «recargados». Las máscaras y parte de sus vestimentas… Yo habría suavizado un poco su estética (incluso la de los vehículos que usa el propio Batman) para no llevarlos casi a lo grotesco (se salvan pero por los pelos). En la sencillez radica el gusto.

Nuevamente Hans Zimmer sabrá vertebrar toda una película (una trilogía mas bien) con una música maravillosa. Oscura como Gotham, sutil como Batman y a veces violenta cuando envuelve a la acción.

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