Alí

• Título original: Ali
• Nacionalidad: USA
• Director: Michael Mann
• Año: 2001
• Producción: Columbia Pictures
• Duración: 157 minutos
• Guion: Stephen J. Rivele
• Fotografía: Emmanuel Lubezki
• Música: Lisa Gerrard, Piter Bourke

Ficha artística

• Will Smith (Cassius Clay / Cassius X / Muhammad Ali)
• Jamie Foxx (DrewBrown)
• Nona Gaye (Sonji)
• Barry Shabaka Henley (Herbert Nuhammad)
• Giancarlo Esposito (Cassius Clay Senior)

Ídolo de masas, enemigo público nº1.

La vida de Alí es la biografía de una persona que no se resiste a permanecer encasillado.

Mal estudiante pero buen deportista. A la edad de doce años le robaron la bicicleta y buscó un policía para denunciarlo. El policía (entrenador de boxeo en sus horas libres) le recomendaría “luchar” para evitar que le volviera a suceder.

Éste mismo policía se acabaría convirtiendo en su entrenador personal y sería capaz de pulir el diamante en bruto que era apasionado por el deporte que era Alí. Y será precisamente el deporte el que encarrilaría su vida personal y profesional.

Es uno de los deportistas más grandes que ha dado la historia. Revolucionó el mundo pugilístico hasta ponerlo patas arriba practicando un boxeo heterodoxo y diferente. Bailarín a la par que boxeador desfondaba a sus rivales bailando a su alrededor. Si a esto le sumamos un puño de hierro, el resultado es un luchador grácil y contundente, por lo tanto perfecto.

En la película no sólo tendremos ocasión de ver su faceta de deportista, en la que sólo tenía un “pero”, su soberbia. Sabiéndose capaz de derrotar a quien fuera que se enfrentara a él, perdía parte de su gracia cada vez que abría la boca.

El boxeo se divide en franjas por peso. Es tradicional que se pesen en la víspera del enfrentamiento con la prensa delante para acreditar los resultados. Cuando se reunían para la ceremonia Alí sacaba de quicio a sus rivales cantando y rimando provocaciones retando al rival y burlándose de él.

El mismo carácter levantisco y reivindicativo que haría que fuera dando tumbos en cuanto a su figura social, que lo fue, y de casi igual talla que dentro del ring.

A finales de los cincuenta y principios de los sesenta en los Estados Unidos había una corriente feroz de anticomunismo. Estaban en plena Guerra fría y la Unión Soviética sembraba el orbe de conflictos políticos y dividía a la opinión pública de occidente provocando guerras como la de Afganistán, Vietnam… Y sobre todo, para los americanos, lo peor era la constante financiación del movimiento revolucionario, ya para entonces dictatorial, en Cuba.

Alí no sólo no estaba a favor de luchar contra los comunistas, sino que además se negó a ir a Vietnam. Esto le costó el título de Campeón, ir a la cárcel y que le retiraran la licencia para combatir en el ring.

Esta tendencia filocomunista y su evolución religiosa hacia el islamismo haría que la imagen pública de Alí se fuera enturbiando con los años, sobre todo cada vez que iba a los países en guerra con los Estados Unidos para ayudar a los nativos.

Por eso he empezado esta presentación diciendo “Ídolo de masas, enemigo público nº1”. Porque nadie le podía negar su valía como deportista, lo malo era utilizar esa plataforma mediática para hacer o crear una corriente político religiosa que le supuso enfrentarse al común de los estadounidenses. Cosa que enturbiaría en gran medida su currículo.

Por suerte, el paso del tiempo diluye lo negativo y resalta lo positivo. Eso sucede con la película de Mann, quien ha sabido plasmar esa dualidad del personaje: Lo popular del deportista (persona) y lo impopular del personaje. Su relación con otro ídolo de masas, Malcom X, otro de sus iniciadores que acabaría malogrado por su fanatismo víctima de aquello que predicaba: la violencia.

El peso del fanatismo haría mella en su persona y le iría forjando una imagen de provocador, agresivo y enemigo de todo lo establecido. Esta trayectoria nos desvela un personaje contradictorio (porque le amaban y odiaban por igual) hasta el final.