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Como agua para chocolate

Tabla de contenidos

Ficha técnica

Director: Alfonso Arau
Año: 1992
Título original: Como agua para chocolate
Nacionalidad: Méjico
Duración: 108 minutos
Productor: Alfonso Arau
Guión: Laura Esquivel (y autora de la novela homónima)
Escenografía: Emilio Mendoza, Gonzalo Ceja, Ricardo Mendoza
Ambientación: Denise Pizzini, Marco Arteaga, Mauricio Aguinaco
Vestuario: Carlos Brown
Montaje: Carlos Bolado
Coreografía: Farnesio Bernal
Música: Leo Brower
Fotografía: Emmanuel Lubezki, Steve Berstein


Ficha artística
Marco Leonardi (Pedro)
Lumi Cavazos (Tita)
Regina Torné (Mamá Elena)


Premios
10 premios Ariel en Méjico
2 premios del festival de cine de Tokyo

Como agua para chocolate - el fancine - el gastrónomo - Cie y gastronomía - Álvaro García
Como agua para chocolate – el fancine – el gastrónomo – Cie y gastronomía – Álvaro García



Pocas veces veremos de modo tan explícito y realista la comida en una película.


Alfonso Arnau, (director), adapta con maestría la novela de Laura Esquivel, éxito de ventas sin precedentes en Méjico, no sólo por el número de copias que vendió, sino por hacerlo en un país que no cuenta la lectura como una de sus costumbres mas arraigadas. Pero si queremos hacer justicia a la realidad, Alfonso Arnau contó con la inestimable colaboración de la propia escritora para que fuera ella misma la que hiciera una adaptación. Esto y un presupuesto más propio de Hollywood que de Méjico, cosa que provocó no poco rechazo entre los mejicanos pues no terminaban de identificarse con las tendencias cinematográficas del director. En Méjico habrían preferido una adaptación con menos presupuesto y mas sentimiento mejicano.



Comida… Fielmente reflejada, casi desparramada fuera de la pantalla. El realismo de la película es tal que si hiciéramos la prueba casi tocaríamos los alimentos con nuestros dedos.



Pero lejos de reducirse a un simple documental sobre realismo en el tratamiento del alimento, Como agua para chocolate refleja un drama familiar, de amor, de celos y pasión hilvanado con maestría de modo que logra retener la atención del espectador a la par que le abre el apetito.

Como agua para chocolate - el fancine - el gastrónomo - Cie y gastronomía - Álvaro García
Como agua para chocolate – el fancine – el gastrónomo – Cie y gastronomía – Álvaro García



Y es que en la película, comida hay por doquier: pero con buen gusto. Observaremos a Tita en la cocina. Una cocina que bien podría ser un miembro más de su cuerpo, o mejor sería compararlo con un sentimiento, o un sentido… La gastronomía fluye por sus dedos y baña su cuerpo. Cuando Tita agarra el cuchillo podríamos pensar que simplemente se le alargara una extremidad, como si fuera otra parte más de su cuerpo.

Amor desgarrado y desgarrador, un amor enquistado y sin futuro que apenas cuando nazca estará condenado a morir o por lo menos a mal vivir.


Gastronomía como metáfora y como vehículo para expresar emociones… Veremos que en esta película Tita cocina para evadirse, cocina para alegrarse y alegrar a los que con ella conviven, cocina para vengarse y para limpiar su conciencia, cocina para sanar con el alimento, cocina para alimentar y para servir de metáfora y de comparación. Película en la que todos comen, hasta las gallinas, para las que también «cocina» Tita, y hasta come fósforos… Por amor y por pasión, todo se come y cada alimento tiene un significado que hace que esta película sea redonda de principio a fin.

Como agua para chocolate - el fancine - el gastrónomo - Cie y gastronomía - Álvaro García
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Película con sabor a cebolla, pues con ella empieza y con ella termina, hasta en eso es redonda… Pues la cebolla provoca el llanto en las protagonistas, llanto de vida que provoca incluso el parto prematuro de Tita, cuya vida le llega como reacción a la comida.

Una vida en la que estará condenada a caer maldita por la tradición familiar y por ser la hija menor no podrá casarse pues está destinada a cuidar de la madre hasta que fallezca. Y éste será el origen del drama que subyace en la trama de la película que os invito a ver. Pero si en algo estimáis mi consejo, lo mejor será verla como sobremesa, una vez finalizada la comida, por la tarde en penumbra y con un hilito de luz entrando por la ventana.

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