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2001: Una odisea en el espacio

Tabla de contenidos

Ficha técnica de 2001: Una odisea en el espacio

Título: 2001: Una odisea en el espacio
Título original: 2001: A space odyssey
Director:Stanley Kubrick
Nacionalidad: U.S.A., Reino Unido
Año: 1968
Duración: 142’
Guión: Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick (Novela El centinela de Arthur C. Clarke)
Fotografía: Geoffrey Unsworth y John Alcott
Montaje: Ray Lovejoy
Escenografía: Robert Cartwright
Vestuario: Hardy Amies
Sonido: A. W. Watkins, H.L. Bird y Winston Ryder
Efectos especiales: Stanley Kubrick, Douglas Trumbull y Wally Veevers
Música: Richard Strauss, Aram Jachaturián, György Ligeti y Johann Strauss
Productor: Stanley Kubrick

Productora: Metro Goldwyn Mayer
Distribuidora: Metro Goldwyn Mayer, Universal Studios Home Entertainment

Ficha artística

Keir Dullea – David Bowman
Gary Lockwood – Frank Poole
Douglas Rain – HAL 9000
Daniel Righter – Simio

Los videoforum del Kimball 110

El pasado 24 de junio me sorprendí a mi mismo preparando un guión para comentar 2001: Una odisea en el espacio. Otra de esas pelis que descubrí en alguno de los videoforum del Kimball 110 en el salón de mi casa. Y digo «me sorprendí» porque no tenía pensado comentar ésta película en el fancine. No por el momento. Y aquí estoy, dando vueltas a cómo y por qué se ha colado en mi calendario. Pero más que cómo o por qué, debería explicaros, por quién.
 
Ese «quién» tiene nombre y apellidos de verdad: Tomás Serrano. Humorista y caricaturista en El EspañolEse 24 de junio publicó una viñeta que me sacudió en lo más profundo de mi ser. Si quieres verla para saber de qué te hablo no tendrás más que pinchar en ver la viñeta. Si no vas a verla, tranquilo porque al final del artículo la describiré… Ahora me ceñiré a la película.

Simios que se arraciman alrededor del monolito. Uno de los iconos del cine. Que se lo pregunten a Carlos Pumares y sus nochesde cine infinitas en Polvo de estrellas, en la extinta Antena3 (la que mencioné en El crack 2 a propósito del Antenicidio a cargo de la SER, mencionada en El crack).

El monolito…

Una curiosidad sobre ésta imagen antes de avanzar con el monolito. Se trata de un guiño religioso y nada casual. La representación del sol alineado con la luna es uno de los iconos del zoroastrismo predicadas por Zaratustra. Un Zaratustra que también aparecerá en la película con la melodía Así hablo Zaratustra, de Strauss, como alusión, indirecta, al shuperhombre del omnipresente Nietzsche a lo largo de toda la película, cosa que comprenderemos visualizando el tramo final de la película.

Esto simboliza la luz entre la ignorancia y el conocimiento, ad hoc para la película.

El monolito, aunque no habrá uno, sino varios en la película, es un catalizador de la evolución de la vida inteligente en la Tierra.

Dicho así será como que nos tiren por encima una jarra de agua fría relleno de cubitos de hielo.

Mejor lo explicaré.

De origen extraterrestre

Para empezar, hemos de saber que esos monolitos que vemos en la peli han sido puestos ahí por seres de una civilización extraterrestre. Otra jarra de agua fría. Se llaman los exploradores.

Una civilización primigenia y superdesarrollada sabedora de lo difícil que resulta desarrollar un intelecto (en su caso privilegiado). Y sabedora, también, de que más del 99% de las formas de vida existentes en toda la galaxia se extingue antes incluso de ser consciente de su propia existencia. Estos dos motivos hacen que se erijan en juez y parte influyendo en la evolución de las especies que ellos mismos consideran prometedoras.

Para ello no dudarán en cribar las galaxias en busca de formas de vida potencialmente inteligentes y estimular su desarrollo intelectual estimulando su cerebro. Doparlos intelectualmente, para darlos un empujón. Ellos mismos, los exploradores, seguirán evolucionando ad infinitum con lentitud, hasta abandonar su forma corpórea y pasar a ser puro intelecto.

El modo en que influirán en los seres de otros planetas será colocando un monolito negro y mate.

La influencia consciente de los monolitos

Éste monolito parece tener cierta vida en si mismo, o cierta conciencia de su propia existencia y de la especie que se supone que tiene que observar. Hoy en día lo llamaríamos «monitorizar«, en plena era digital.

Cuando el monolito comprende que una especie está preparada para dar un salto evolutivo se las apaña para atraer su atención. Ésta atención no es inmediata. Aludirá a la curiosidad innata de una especie en ebullición. Pero una vez centrada esa curiosidad, y su atención, sobre el objeto en si, el monolito, el proceso será inevitable.

En la película lo vemos en el primer tramo. Primero seremos testigos de la vida cotidiana de unos simios en su estadio protohumano. Este episodio transcurre hace 3 millones de años. En un principio los simios no iban a ser tales, sino el hombre de Pekín, pero lo sustituyeron por los simios para evitar tener dos clanes desnudos dando brincos por la pantalla durante media hora.

Somos testigos de cómo miden sus fuerzas unos y otros, más amagando luchar que luchando de verdad. Son animales pero su instinto de supervivencia se impone al del predominio a favor de no perder vidas innecesarias.

La intermediación del monolito hará que el líder de uno de estos clanes lo toque y le será transferido el intelecto, la perspicacia, la chispa de curiosidad que le permitirá evolucionar mediante el desarrollo intelectual y aprendiendo a usar objetos como herramientas, y cómo no, las destinará para luchar y matar a su rival del otro clan para favorecer la supremacía del propio.

Por qué pienso que los simios no saltan al Homo habilis

En algunos sitios he leído que se da el salto al homo habilis, por lo del arma a partir del hueso. Yo no lo creo así. El Homo Hábilis será hábil por su capacidad para elaborar una herramienta a partir de una materia prima. Y para que exista tal proceso de manufacturación primero se debe desarrollar el cerebro para poder albergar ideas a medio, largo plazo. Esto es concebir una idea abstracta a partir de un objeto que visualizas tal cual está y después lo vuelves a visualizar pero ya con la forma definitiva después de ser tallada. Éste no es el caso. El simio de 2001 aprende a usar un objeto preexistente como herramienta, pero no la elabora a partir de otro objeto.

Lo que sí es cierto es que el monolito habrá hecho su labor y habrá dado el empujón, estímulo intelectual para propiciar esa evolución. Se produce una elipsis narrativa cuando vemos flotar en el ambiente un hueso arrojado por el simio y vemos cómo se transforma en una nave espacial.

Salto en el tiempo hasta 1999: en la Luna

Entre un episodio y otro transcurren millones de años que hacen del simio un protohumano y luego un humano y, en función del clima y la orografía en donde va viviendo, las razas. Éste ser humano, porque ya será humano, sí es consciente de si mismo como especie. Tanto que se diferenciará del resto de las especies cubriendo sus cuerpos y fabricando objetos. Es el único animal en la faz de la tierra capaz de pensar a medio y largo plazo. Desarrolla el lenguaje y la cultura. Estos aspectos los comenté en el artículo que dediqué a Atapuerca en el troblogdita.

Todo esto lo podréis ver, al pormenor, en el comentario de una de las pelis que más visitas ha tenido en mi blog, el fancine, desde que la comenté: En busca del fuego. Pero la parte artística, aquella en la que el hombre desarrolla su cerebro hasta el punto de concebir el lenguaje y plasmar símbolos que en nuestros días consideramos Arte, lo vimos en Altamira.

Dominado el planeta Tierra, el hombre llega a la luna en 1969 (lo vimos en El primer hombre). En la peli habrán pasado 30 años y para 1999 ya hay una colonia en la luna. Como vemos hay un salto cualitativo en la capacidad intelectual del ser humano y para entonces se activa el segundo monolito. Como he dicho, en la luna.

A partir de aquí la película será una orgía visual. Ya lo era en la parte de la prehistoria. Pero el esfuerzo tanto narrativo como visual de Kubrick será superlativo desde el momento en que recrea la vida en el espacio.

Neil Armstrong llegará a la luna en 1969, un año después de estrenarse 2001

(Biopic Neil Armstrong en el fancine)

Esa era la mayor preocupación de Kubrick. Estaba a un año del primer alunizaje y temía sacar 2001 y que un año después, por las más que previsibles imágenes del hombre en la Luna, temía que la película quedara obsoleta con tan solo un año de recorrido.

Sin embargo me permito decir que la mayor parte de su iconografía sigue vigente. Tanto que en la peli veremos objetos que no aparecerán hasta el siglo XXI, como son las tablets que usarán sus protagonistas.

El segundo monolito entrará en acción nada más ser descubierto.

Esto sucederá en la Luna, cuando ya alberga una sede permanente de terrícolas. Éstos harán una excavación y sacarán el monolito que, bañado por la luz del sol se volverá a activa como sucedió cuando el simio lo tocó.

A la luz solar hay que sumarle el contacto con uno de los terrícolas.

Esto supone una segunda alarma y un segundo estadio evolutivo superado. Dicha alarma alerta a un tercer monolito que se activará de modo remoto y servirá de aliciente para que los humanos se decidan a cruzar la galaxia en su busca, nada menos que en Júpiter. Originalmente se trataba de una de las lunas de Saturno pero los responsables de efectos especiales se rindieron al no ser capaces de recrear los anillos.

Saltamos a 2001

No me refiero a la peli, sino al año. Aunque la peli toma el nombre de éste año precisamente. Año en el que se envía una nave a Júpiter para intentar localizar al receptor de una señal de radio emitida por el monolito de la luna en esa dirección.

A partir de aquí nos embarcaremos en un viaje alucinante atravesando la galaxia. Los vestuarios, los efectos especiales, sonido y todo lo que rodea a ésta película es una experiencia digna de ser vivida y revivida. Y sentida. De hecho parece ser que un montón de hippys (los mismos de Érase una vez en… Hollywood) entraban en el cine para ver la película fumando porros y saturados de pastillas alucinógenas. Para viaje lisérgico el suyo, desde luego.

Cada detalle fluctuará por pantalla con tiempo de sobra para saborearlo, para disfrutarlo. Viendo 2001 se para el tiempo. Ves la película. La vives. La sientes y pasas a formar parte de ella tanto como ella pasa a formar parte de ti. Y entre medias nos encontramos con una subtrama que nos rescata y nos sacude: al tema de los monolitos ahora hemos de sumar la aparición de HAL 9000.

Una máquina que hará las veces de Ash en Alien. Pero con matices. Ash era consciente de su misión en la Nostromo. Mentía a la tripulación y su objetivo era capturar un alien para poderlo investigar.

HAL 9000 está programada para no mentir

Y contraprogamada para mentir

Esto la volverá loca.

Hablamos de Inteligencia Artificial, que no emocional. Un ordenador que sobrepasa el intelecto de un ser humano y sería capaz de superar incluso el Test de Turing, una prueba en la que una máquina debería ser capaz de medir sus respuestas con las de un humano y hacer que un segundo humano, comparando las respuestas de la máquina y del humano no pudiera distinguir si eran del uno o de la otra. No se trata de que la máquina acierte las respuestas sino de que sus respuestas (todas por escrito, las suyas y las del humano) se acerquen a las respuestas que daría una persona.

Lo mejor del Test de Turing es que es el mismo que protagonizó una película que publiqué hace un par de semanas, Alan Turing, el protagonista de Descifrando Enigma.

Ash estaba programado para mentir, pero HAL 9000 no. Y eso hará que entre en barrena encadenando un error tras otro. Cosa inconcebible porque estaba pensada para no fallar nunca. Pero claro… su carencia de inteligencia emocional y su sobredosis de inteligencia artificial hará que se revele contra la tripulación e intente deshacerse de ella cuando deduzca, y comprenda, que la van a desconectar.

No seré nada original mencionando el paralelismo entre 2001 y 1984 de Orwell. En lo que a HAL 9000 se refiere. Por su omnipresencia en cada rincón de la nave. Por cómo vigila cada movimiento de los humanos y por cómo lee los labios de Bowman y Poole para enterarse de que ellos creen que está averiada y piensan desconectarla para no correr riesgos innecesarios.

1984 – Una sociedad socialista distópica

Esa sociedad socialista y distópica que nos presentaba Orwell en la que la vida y la muerte dependía del capricho de quien ostenta el poder.

Su paso por la guerra civil española le haría cambiar su vida y su enfoque de la misma. Vino a España para combatir al fascismo y se horrorizó con los socialistas, comunistas y demás republicanos españoles. Descubrió con horror las chekas (cárceles ideadas para torturar (como en la sede del NKVD rusa que leímos en Sinfonía en Rojo mayor)) como ideario político de la República.

Esto lo horrorizó, como os decía y le hizo replantearse todo y repensarlo todo. Fruto de éste «reseteo» serían Rebelión en la granja y 1984, en la que se basó el programa Gran Hermano por el modelo de vigilancia hacia sus personajes pero trasladado a toda la Sociedad, al más puro estilo comunista, como vimos en La vida de los otros.

Dejo 1984 y vuelvo a 2001

Al final mueren cuatro de los cinco tripulantes. Tres permanecían dormidos, hibernados, mientras que el cuarto murió asesinado por HAL 9000 en un paseo espacial.

Antes del desenlace observaremos cómo es desconectada HAL y sufrimos su agonía consciente de que ha perdido los papeles y por ello está siendo castigada y, en cierto modo, ajusticiada. La desconectará Dave, el único superviviente, embutido en el traje espacial porque, a modo de autodefensa, HAL ha despresurizado toda la nave.

La inteligencia de HAL 9000 la hace superar el Test de Turing con un resultado espeluznante. Dicho test, del mismo Turing que conocimos en Descifrando Enigma, fue inventado, por el propio Alan Turing, para medir el grado de humanidad que podía adquirir un super ordenador. De hecho, la propia HAL se declarará infalible a lo largo de la película.

Colocón visual

El resto de la peli es un colocón visual que nos lleva a través de la psique del protagonista y nos hace ver, o entender, que tras la muerte del hombre vendrá el superhombre.

Os decía al principio que debo esta entrada a Tomás Serrano. Por la viñeta que publicó en El Español con motivo de la destrucción de estatuas en países occidentales.

Tomás supo hilvanar, como nadie, la importancia del respeto a la Historia. Muchos lo hemos pensado. Muchos han denunciado la destrucción masiva de iconos históricos. Pero sólo él ha sabido tocar la tecla que da sentido a esta melodía, comparando las estatuas con el monolito. Cuando el simio de 2001 toca el monolito recibe un intelecto proveniente del Cosmos, de una inteligencia superior que tira de la nuestra para mejorarnos como especie. Si en vez de tocarla, el simio la hubiera tirado al suelo, el simbolismo nos habría indicado su desdén hacia la evolución. Su incapacidad para comprender… su negación al avance como individuo y/o como especie.

Propaganda – Posverdad – Desinformación – Fake News – Memoria histórica

Todo eso está pasando en nuestros días. Las masas autoproclamadas antifascistas ejercen de fascistas borrando la Historia. Ésta, la Historia, está ahí, la borremos o no. Seguirá ahí, tiremos las estatuas o no. Para lo que sirven las estatuas es para recordarnos episodios y personajes concretos de nuestra Historia. De quienes han contribuido, para bien o para mal, para que alcancemos nuestro desarrollo como Sociedad. Una estatua es como un capítulo de un libro de Historia. Es bueno conocerla, si es buena, para imitarla, y si no es buena, para saber lo que no queremos ser. Tirar las estatuas borrará un renglón de la Historia, pero no la Historia misma.

¿Y todo por qué? Por manipulación de la realidad, al más puro estilo Goebbels. Nazismo en estado puro. Fundamentalismo absoluto. Como hicieron los talibanes no hace muchas fechas destruyendo los Buda de Bamiyan. Volviendo al paralelismo con 1984, es como el Ministerio de la Verdad, o la Ley de Memoria Histórica, en el que los políticos nos dictan lo que podemos y debemos pensar.

Es lo mismo que vimos en la película El primer hombre. Las revueltas sociales manipuladas e impulsadas por la izquierda. Una izquierda que no tiene más que una regla: eliminar al rival político. Para luego fingir unas elecciones democráticas en las que, como no hay rival, porque los candidatos están en prisión o en una cuneta, ganan por el 90% de los votos. Y lo vimos allí enturbiando una maravillosa película en la que el hombre ponía el pie en la luna al tiempo que la Unión Soviética, perdedora de la carrera espacial, azuza a sus masas de gentes para empañar la gesta americana.

Demos un paso atrás para ver de dónde viene todo esto…

Un policía blanco mata a un negro. A la cárcel con él. Sobre todo cuando comprendemos que, según tengo entendido, el negro no había cometido delito alguno y el blanco se dejó llevar por su odio al negro. Lo vimos en American History X, y lo vimos en la película que califiqué «de odio en blanco y negro», El nacimiento de una nación. Asesinato, pues insisto, a la cárcel con él. Fuera su placa, su pistola y a la cárcel.

Hasta ahí comprendo a la perfección la ola de indignación por el asesinato de un ciudadano a manos de un representante de la Ley. Pero las protestas se van de la mano y los antisistema aprovechan para liderar un movimiento de violencia masiva que termina en el asesinato, igualmente denunciable, de varios blancos, incluidos policías; en saqueos y disturbios y termina, como vemos, derrocando estatuas sin que las autoridades osen remediarlo. Lo de los antisistema queda desmotrado tras repetirse el episodio en Francia en 2023. Un policía mata, en defensa propia, a un delincuente magrebí y eso sirvió de excusa para arrasar Paris.

Se han mancillado estatuas de Churchill, Cristóbal Colón, Cervantes (¡que fue esclavo!), Tolkien y de muchos otros personajes históricos que han contribuido al desarrollo de nuestra Sociedad.

La razón que tenían los que protestaban la perdieron cuando truncaron protesta en vandalismo. Quizás manipulados por el movimiento falsamente antifascista, pues no hay nada más fascista que aprovechar la masa para sentirse al margen de la Ley y creerse autorizado a tomársela de su mano.

Otra cosa es que haya personajes deleznables, como el rey Leopoldo II de Bélgica que basaron su economía en el esclavismo superlativo desde el prisma racista de considerar al negro como poco menos, o poco más, que un mono. En Apocalypse Now explico las barbaridades que llegó a hacer éste tipo en la etapa colonial de Bélgica como, por ejemplo, que llegaron a exhibir negros en zoológicos.

Pero esto no justifica la violencia. Siempre he dicho que no es lógico mirar a la Historia con ojos de hoy en día. Más que nada porque cada época es diferente y sólo se puede comprender en clave de actualidad. Las estatuas están ahí para que aprendamos de ellas. Unas para aprender lo bueno y otras, según cada cual, lo malo. Pero permitir que la turba violenta las arranque de cuajo es rendirse a la barbarie. Y esa barbarie es la que denuncia Tomás Serrano en su viñeta.

No representa a una persona arrancando una estatua de su pedestal para borrar el pasado. Representa al simio que reniega del monolito y con ello cierra las puertas al conocimiento y a su evolución. No reniega del pasado sino del futuro. Esa es la denuncia que yo interpreto en la viñeta. Y ese fue el detonante para éste artículo. Si me permitís la comparación, su viñeta fue mi monolito (lo que me deja en mal lugar porque yo paso a ser su simio).

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